Con información de Dulce Muñoz
León, Guanajuato.- No muchas personas conocen a la doctora Patricia Ortega González y a su equipo, pero cada día analizan cientos de muestras para detectar cáncer cervicouterino en León, desde el Laboratorio de Citología del Hospital General Regional.
Las mujeres que acuden a hospitales y centros de salud confían en el personal que toma sus muestras, pero detrás de cada análisis hay especialistas que, sin conocerlas, desempeñan un papel crucial -aunque muchas veces invisible- en la detección temprana de enfermedades.
Su labor consiste en estudiar tejidos, células y fluidos corporales para identificar alteraciones que revelen la presencia de padecimientos como infecciones, inflamaciones o, en este caso, cáncer.

En 2024, en el sector público de Guanajuato trabajaban cerca de 50 médicos patólogos dentro de un universo de 8 mil 259 doctores y doctoras generales, especialistas y odontólogos distribuidos en 761 clínicas y hospitales del IMSS, ISSSTE, SSG, Pemex, Sedena y los Centros de Integración Juvenil.
De ellos, 3 mil 216 laboran en León, 793 en Irapuato y 715 en Celaya, de acuerdo con los datos abiertos de la Secretaría de Salud federal.
Ciencia y servicio
En el marco del Día del Médico, AM conversó con Patricia Ortega, jefa del Laboratorio de Citología ubicado en la Torre Vida de la División de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guanajuato, campus León.
Allí utilizan la citología en base líquida, una técnica que mejora la calidad y representatividad de las muestras, y que -según Ortega- ni siquiera algunos hospitales privados poseen. Este laboratorio recibe muestras de la mitad de las jurisdicciones sanitarias del estado.
Hija de médicos -un proctólogo y una citopatóloga-, Patricia asoció desde niña la medicina con la plenitud.
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Mi fuente de inspiración fue mi mamá, que siempre la vi trabajando con mucho gusto. Se le notaba feliz cuando estaba frente al microscopio o viendo a sus pacientes; eso me motivó. Desde pequeñas nos llevaba al laboratorio, yo le ayudaba a archivar laminillas, y decidí estudiar medicina”.
Estudió la licenciatura en la Universidad de Guanajuato y la especialidad en el Hospital General de México, donde conoció a su esposo. Después se integró al programa estatal de prevención del cáncer cervicouterino y se estableció en León.
Explicó que la patología es uno de los eslabones de la cadena del personal de salud que trabaja para ofrecerle a las mujeres una forma de prevención de un problema de salud, pero que el primer paso es que cada paciente decida hacerse la prueba y de que esta se haga en tiempo y forma.
Cáncer prevenible, vidas que se salvan
El cáncer cervicouterino -también conocido como cáncer de cuello uterino (CaCu)– es asintomático cuando aún es tratable. Cuando aparecen síntomas como secreción, sangrado o dolor intenso, suele ser demasiado tarde.
Por eso es muy importante que las mujeres se decidan: acudan con su centro de salud y, de ser necesario, le den seguimiento al tratamiento. Incluso, si están en algún contexto de vulnerabilidad, hay opciones, aseguró la doctora.
“Nosotros en el laboratorio estamos como tras bambalinas, no vemos a las pacientes, vemos laminillas, pero en nuestra conciencia está que cada laminilla es una paciente.
“Yo me he dedicado a ver las células de los Papanicolaou de las mujeres, vemos al microscopio, todo esto lleva una sistematización: hay técnicos que nos apoyan en la lectura de la laminilla, buscamos células anormales en las mujeres y muchas veces encontramos células que son antes del cáncer, son células displásicas y eso es maravilloso, porque el cervicouterino es un cáncer prevenible”.
Entonces, cada vez que el personal de patología descubre células de lesiones en el cuerpo de alguna paciente, se siente aliviado de que ella haya acudido a hacerse la prueba, pues eso le brindará la oportunidad de llevar un tratamiento que prevendrá el cáncer.
“Esa mujer nunca nos va a conocer, pero nos sentimos responsables de su diagnóstico”.
Ortega enfatiza que el personal de salud debe actualizarse constantemente para detectar lesiones a tiempo y aplicar nuevas tecnologías.
En países como Australia, dijo, se espera erradicar el cáncer cervicouterino para 2030, mientras que en León cada año mueren cerca de 40 mujeres por esta causa, una enfermedad 100% curable si se detecta a tiempo.
Mujeres, en desventaja
La especialista reconoció que pese a los avances científicos, el gran desafío sigue siendo el tabú que rodea el diagnóstico de la enfermedad, desde la toma de muestras, pues se considera que el CaCu es causado por el Virus del Papiloma Humano (VPH), una enfermedad de transmisión sexual.
Además de que en algunos contextos, la salud de las mujeres aún se encuentra relegada a las necesidades primarias de la familia o de plano, por vergüenza o prohibición de sus parejas -varones- las pacientes no acuden a hacerse su chequeo anual, algo que ocurre en cualquier nivel socioeconómico. Incluso, por cuestión de horarios laborales.
“Las mujeres siempre vamos atrás porque somos proveedoras de cuidados en la familia y esa cultura de poco autocuidado hace que algunas no acudan -al doctor-. Sí ha mejorado un poco -la situación- pero aún hay mucho qué hacer”.
Recuerda el caso de una chica que sufrió abuso sexual desde la niñez por lo que dejó su casa y vivió en situación de calle, se embaraza y entonces le descubren el cáncer. Nada resultó bien, murió muy joven, en sus treintas.
Duele la situación: el bebé, la situación de pobreza extrema, que crees que no existe pero sí existe, (estas mujeres) están expuestas a más enfermedades y tienen menos recursos. Es una muerte que totalmente se pudo haber prevenido”.
En contrapartida, también conoce casos de pacientes resilientes: una mujer que se hacía chequeos constantes, una de esas veces salió positiva y en estado avanzado, pero con gran actitud y el tratamiento adecuado, se recuperó y actualmente es activista social, como sobreviviente a un cáncer agresivo.
Patricia Ortega celebró que lo nuevo en su campo, además de los minuciosos análisis de pruebas por parte de la Inteligencia Artificial, es la “autotoma”, donde cada mujer se puede hacer la prueba de VPH a través de PCR, es decir, con un hisopo similar a la de Influenza o COVID, pero con secreciones vaginales, que predicen muy bien si hay o no lesiones en el cuello uterino, para luego enviar la muestra a un laboratorio.
“El futuro viene más cómodo y más amigable para las pacientes”, concluyó.
El doctor Fernando Contreras, una vida dedicada a traer nuevas vidas en el Hospital Materno Infantil de Irapuato
Inspirado por la experiencia que vivió con su madre, quien falleció de cáncer cervicouterino, y motivado por el deseo de dar buenas noticias con el nacimiento de un bebé, el doctor Fernando Contreras Zavala decidió especializarse en ginecología y obstetricia.
En entrevista con AM, el médico egresado de la Universidad Autónoma de Nayarit y actual director del Hospital Materno Infantil de Irapuato compartió que, tras 17 años de trayectoria, se siente orgulloso de ejercer una profesión demandante, pero profundamente satisfactoria y llena de retos.
“Desde que estaba en la primaria me impresionaba ver a los médicos atender a sus pacientes; desde que tengo memoria quise ser doctor”, recordó el especialista de 49 años.
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Estaba por cumplir 16 años cuando mi mamá iba a tener una cirugía para quitarle la matriz; lamentablemente le diagnosticaron cáncer cervicouterino. Falleció en menos de cuatro meses por una enfermedad grave con metástasis que no fue detectada a tiempo”.
Vocación que transforma
Tras la muerte de su madre, decidió estudiar ginecología y obstetricia para ayudar a mujeres con cáncer, y cursó la especialidad en Nuevo León.
“Además de que no es solamente pensar en el cáncer, sino también me gustaba la idea de dar buenas noticias a las personas y pensé que traer bebés al mundo es algo que puedo hacer toda mi vida y disfrutarlo”, expresó el médico originario de Nayarit.
Después de egresar, regresó a Guanajuato, donde tiene familiares, y en 2008 comenzó a trabajar en el Hospital Materno Infantil de León, de la Secretaría de Salud del Estado.
El doctor Fernando también cuenta con una Maestría en Administración y Gerencia de Hospitales por la Universidad La Salle Bajío, fue Jefe de Ginecología en el Hospital General de Silao y Director de Planeación en el Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío.
Siete años al frente del Hospital Materno Infantil de Irapuato
Me apasiona trabajar en el Hospital Materno Infantil de Irapuato porque es una unidad donde atendemos todo lo que tiene que ver con el embarazo, algunos tipos de cáncer en la mujer y la atención a los recién nacidos, desde muy prematuros hasta los 30 días de vida”, explicó.
Desde hace siete años dirige este hospital, donde continúa aprendiendo junto a un equipo multidisciplinario que se ha consolidado en la atención de pacientes graves.

“Las pacientes que más me impresionan son aquellas que llegan muy graves después de tener a su bebé y, gracias a cirugías complejas y cuidados posteriores, logran salir adelante. Ver a los bebés prematuros recuperarse también me motiva todos los días”.
Medicina, una vocación familiar
Fernando Contreras es el primer médico de su familia, pero su ejemplo inspiró a cuatro de sus sobrinos, quienes también decidieron estudiar Medicina.
Su hijo recientemente egresó de la carrera, su esposa también es doctora y su hija de ocho años ya le ha expresado que quiere seguir sus pasos.
“Ser médico significa poder dejar una huella positiva desde el momento en que damos la noticia de que va a nacer un bebé. Traer vida y cuidar de las personas en el ámbito de la salud es una satisfacción maravillosa. Es una carrera de mucho dar y también de mucho recibir”, concluyó.
Personal médico en Guanajuato
- 8,259 doctores generales, especialistas y odontólogos
- 3,216 en León
- 793 en Irapuato
- 715 en Celaya
- 1,054 médicos en otras labores (trabajo administrativo, enseñanza e investigación, médicos epidemiólogos, patólogos, etc.)
- 2,741 personal médico en formación
- 17,972 estudiantes de licenciatura en el campo de las ciencias de la salud
- 12,878 mujeres
- 5,094 hombres
Fuente: Datos abiertos anuales 2024 de la Secretaría de Salud federal y Anuarios Estadísticos de Educación Superior de la ANUIES
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