León, Guanajuato.- La grey católica de la Diócesis de León llora la partida a la vida eterna del sacerdote diocesano Carlos de Jesús Valadez Vargas, quien durante muchos años fue párroco del Niño Obrero en Loma Bonita y actualmente, a sus 80 años, era rector del templo del Buen Pastor.
El padre Carlos nació el 4 de diciembre de 1945 en León y, tras cursar sus estudios en el Seminario de los Misioneros del Espíritu Santo, fue ordenado sacerdote en la Catedral el 10 de junio de 1973, consagrando su vida al servicio de los demás.
Los fieles católicos de Loma Bonita lo recuerdan como un sacerdote entregado a su ministerio, serio y enérgico.
En los últimos años estuvo muy enfermo, por lo que la Arquidiócesis de León decidió cambiarlo de la parroquia del Niño Obrero al templo del Buen Pastor, ubicado a unas cuadras de la primera.

“Con profunda tristeza anunciamos que el Pbro. Carlos de Jesús Valadez Vargas ha sido llamado a la Casa del Padre a los 80 años de edad, quien era rector del templo del Buen Pastor”, señala un comunicado de la Arquidiócesis.
La misa de exequias, de cuerpo presente, se llevó a cabo este sábado en el templo del que era rector, a las 11 de la mañana, y fue presidida por el arzobispo de León, Jaime Calderón Calderón.
“Como pueblo arquidiocesano de León, elevamos nuestras plegarias a Cristo Resucitado por su eterno descanso y lo encomendamos a su misericordia; que lo recompense con la vida eterna”, señaló el pastor de la Diócesis de León.
“Era una niña cuando conocí al padre Carlos en el templo del Niño Obrerito, donde trabajó incansablemente para la construcción del templo durante muchas décadas. Luego lo cambiaron al templo del Niño de la Salud y ya enfermo al del Buen Pastor. Que Dios lo tenga en su gloria”, recuerda Aida Domínguez.
El padre Carlos ingresó en octubre de 1957 al Seminario de León junto con 68 compañeros. Pertenecía a una familia numerosa de ocho hermanos, de los cuales tres ingresaron también al Seminario con los Misioneros del Espíritu Santo, aunque solo él se ordenó sacerdote.
Sus compañeros lo describían como un gran benefactor “que parecía abogado, pues ayudaba en asuntos legales a quienes más lo necesitaban, incluso a sacerdotes a adquirir un vehículo”.
Un sacerdote que trabajó arduamente en beneficio de los más necesitados, así como en los templos y conventos que estuvieron a su cargo.
HLL
