León, Guanajuato.- Durante ocho años, el director de Fiscalización, Francisco Arenas Hernández se negó a otorgar el permiso de venta de bebida alcohólicas al restaurante Barracrudas que tenía la documentación para ello, ahora el problema lo va a “heredar” la nueva administración.
Una resolución del tribunal administrativo está a punto de dar la razón al empresario restaurantero que se vio afectado por esta negligencia y amaga con demandar por los perjuicios causados por el funcionario.
A inicios de 2012 Carlos Yidam Hernández abrió una sucursal de su restaurante Barracrudas, especializado en mariscos, en el bulevar Mariano Escobedo muy cerca del cruce con bulevar San Pedro.
LEE TAMBIÉN: Amplían plazo para cambiar licencias de venta de alcohol en Guanajuato
También inició los trámites para que la licencia de venta de bebidas alcohólicas del lugar estuviera a su nombre, pues sólo tenía una cesión de derechos de ese documento.
La Dirección General de Desarrollo Urbano ya le había otorgado el permiso de uso de suelo y su autorización de uso y ocupación, incluso tenía un número de verificación normativa que se había emitido por la propia Dirección de Fiscalización para permitirle operar como restaurant bar.
Todo iba caminando excelente, me dieron el visto bueno”. Carlos sólo necesitaba una “carta de conformidad” de la Dirección de Fiscalización para poder poner a su nombre la licencia de venta de bebidas alcohólicas.
Pero en octubre de 2015 tomó posesión Héctor López Santillana y se dio el regreso de Francisco Arenas Hernández a la Dirección de Fiscalización, e inició revisiones en el lugar; primero clausuró los refrigeradores de bebidas alcohólicas.
El argumento del funcionario y sus colaboradores era que no podían darle la carta de conformidad porque detrás del restaurante hay una escuela, el bachillerato general Mariano Escobedo.
LEE TAMBIÉN: Venta de alcohol en Guanajuato: ¿Cuánto cuesta permiso para obtenerlo?
Sin embargo, justo a un costado del restaurante Barracrudas, hay otro negocio similar y a este sí le dieron todos los permisos.
El mismo argumento de la institución educativa fue expuesto por el secretario del ayuntamiento, Jesús López Gómez, quien le sugirió que fuera a las instancias de justicia administrativa.
En 2019 la Dirección de Fiscalización clausuró totalmente el lugar con el argumento de que “alteraba el orden” y que el visto bueno que tenía podría ser apócrifo, el restaurantero inició un juicio administrativo.
Después de ocho meses el Tribunal de Justicia Administrativa ordenó que se le debía permitir la operación porque tenía todos los documentos y requisitos para poder abrir como restaurante, pero debía seguir el trámite para tener a su nombre la licencia de venta de bebidas alcohólicas.
La Dirección de Fiscalización persistió en la negativa por lo que el empresario decidió iniciar un juicio de amparo y en él se determinó que le debían dar la carta de conformidad para que así pueda operar su licencia de venta de bebidas alcohólicas.
LEE TAMBIÉN: Repite Mario Bravo como Secretario de Seguridad en León
Para eso se le debía consultar a la escuela aledaña al negocio si tiene inconformidad con el negocio y ésta manifestará que no tienen problema con ello, por lo que es casi inminente que se le tendrá que dar el documento al empresario para finalizar el trámite.
Pero el futuro de Francisco Arenas no está asegurado en la Dirección de Fiscalización, por lo que podría “heredar” el problema a la administración encabezada por Alejandra Gutiérrez.
Ya pasaron tres años en el que las ventas del empresario bajaron al menos 75% debido a que la clientela es menos en el negocio por no vender bebidas alcohólicas, además de la pandemia por COVID.
LEE TAMBIÉN: Regreso a clases presenciales en Guanajuato: ¿Cuándo vuelven estudiantes a la escuela?
Heredará Alejandra Gutiérrez pleito legal del restaurante Barracrudas
Por esta situación el afectado, Carlos Yadim Hernández, está dispuesto a reclamar los daños y perjuicios al ayuntamiento leonés, disputa legal que tendrá que enfrentar el gobierno de Alejandra Gutiérrez Campos.
Fueron tres años que de verdad, estuve a punto de tirar la toalla porque fueron super difíciles para poder sacar adelante el restaurante Barracrudas; había 23 familias que dependían de él y por esa negligencia hubo afectaciones”, señaló el empresario.
AM
