Tras la balacera registrada el día de ayer 3 de junio, en el municipio de Tula, el gobierno de Hidalgo reconoció que la violencia en esa región está vinculada a la operación de bandas delictivas relacionadas con el robo de combustible.

De acuerdo con el gobernador, la agresión armada fue resultado de un intento de ejecución que derivó en un enfrentamiento directo entre civiles armados y elementos policiales, en el que un agente resultó lesionado. Aseguró que el ataque fue repelido por los agredidos y que la situación fue controlada de inmediato mediante el despliegue del Mando Coordinado.

El operativo incluyó la intervención de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Hidalgo (SSPH), la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, con quienes afirmó existe una coordinación permanente a nivel federal, estatal y municipal para atender este tipo de situaciones.

“Es una zona donde históricamente ha operado el robo de combustible, y eso ha generado presencia de grupos delictivos”, explicó el mandatario al señalar que su administración trabaja para impedir, combatir y disminuir este tipo de delitos.

A pesar de los hechos, insistió en que Hidalgo sigue siendo una entidad segura, y atribuyó la presencia de grupos criminales a su ubicación estratégica. “El estado no tiene barda, es un lugar privilegiado en términos de conectividad y eso lo hace atractivo tanto para inversiones como para quienes buscan operar fuera de la ley”, comentó.

Finalmente, adelantó que se mantienen reuniones de seguimiento en materia de seguridad y que continuarán las acciones conjuntas para garantizar la paz en todo el territorio estatal.

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