Ante la contingencia ambiental por la plaga de insectos descortezadores que afecta al Parque Nacional El Chico, autoridades estatales implementaron nuevas reglas de acceso para visitantes. El objetivo de esto es evitar accidentes, reducir riesgos de incendio y permitir las labores de saneamiento forestal que se realizan desde marzo.

Durante la temporada de Semana Santa se establecieron restricciones en senderos no autorizados y zonas vulnerables, mientras que campamentos y peñas con vigilancia permanente permanecieron abiertas, pero con control de aforo y tiempos de visita delimitados.

El director del parque, Rafael Borbolla, explicó que los puntos abiertos al turismo durante la Semana Mayor fueron los campamentos Diego Mateo, Llano Grande, El Cedral, Conejos, Cedros, La Redonda, Las Ventanas, Dos Aguas, Carboneras, el Oyamel y zonas con tirolesa.

En cuanto a los senderos, los únicos habilitados fueron El Cuervo, El Balam, El Venado, La Muela y La Cercada, mientras que las peñas disponibles al público fueron:

            •          El Cuervo: 40 personas cada 25 minutos

            •          La Muela: 10 personas cada 25 minutos

            •          La Cercada: 15 personas cada 25 minutos

            •          El Venado: 10 personas cada 25 minutos

            •          El León Alado: 20 personas cada 25 minutos

            •          Las Ventanas: 25 personas cada 25 minutos

Las medidas responden a la necesidad de garantizar la seguridad de los visitantes ante el estado debilitado de algunos árboles y las condiciones de sequía extrema que aumentan el riesgo de incendio.

Autoridades reconocieron que la aplicación de estas restricciones generó incomodidad entre los visitantes, particularmente durante Semana Santa, una de las temporadas con mayor afluencia en el corredor de montaña.

“Más del 50 por ciento de las personas no acataron los lineamientos. Algunos incluso se negaron a pagar su acceso o a respetar los tiempos de permanencia en las peñas”, explicó Borbolla.

La secretaria de Turismo estatal, Elizabeth Quintanar, señaló que si bien no se cerraron centros turísticos ni se suspendió la actividad en el parque, se busca fomentar un turismo más consciente y responsable, especialmente en zonas naturales protegidas.

Como parte de las medidas de prevención, el parque permanece bajo una veda de fuego vigente del 1 de febrero al 30 de junio, publicada en el Diario Oficial de la Federación. Esto implica la prohibición de fogatas, asadores, pirotecnia y cualquier fuente de calor en áreas forestales.

Durante el operativo de Semana Santa, 41 brigadistas comunitarios capacitados por la Secretaría del Medio Ambiente actuaron como informantes de proximidad, orientando a los visitantes sobre los riesgos del fuego y las razones del cierre de rutas.

En caso de incumplimiento, la vigilancia fue reforzada por elementos de seguridad municipal y estatal, quienes intervinieron cuando fue necesario.

Erika Ortigosa, aclaró que no se han cerrado centros turísticos. Las restricciones se aplican únicamente en rutas no autorizadas o zonas en riesgo. “El bosque no está cerrado, está siendo protegido”, enfatizó.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *