Durante la actual temporada de estiaje, el estado de Hidalgo ha registrado noventa y siete incendios forestales que han afectado un total de 2 mil 758 hectáreas en treinta y tres municipios, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Estado (Semarnat-Hidalgo).

El subsecretario de Política Ambiental, Luis Cervantes, detalló que la principal causa de estos siniestros es la quema agrícola, responsable del treinta por ciento de los casos. Le siguen las fogatas, el mal manejo de residuos forestales, el uso de pirotecnia y las actividades pecuarias.

Entre los municipios más golpeados por los incendios se encuentran Acaxochitlán, Zempoala, Santiago Tulantepec, Singuilucan, Tulancingo de Bravo, San Agustín Tlaxiaca y El Arenal.

Aunque la respuesta institucional ha logrado contener gran parte de los incidentes, las condiciones climáticas actuales como las rachas de viento y la sequía prolongada mantienen en alerta a brigadas y autoridades locales.

Cervantes informó que el tiempo de respuesta promedio para atender un reporte de incendio es de veintiséis minutos, a pesar de que muchos de los siniestros se presentan en zonas de difícil acceso o con topografía accidentada.

Actualmente, más de ochenta brigadistas se encuentran desplegados en distintas regiones del estado, en coordinación con la Comisión Nacional Forestal (Conafor), cuerpos municipales de emergencia y brigadas comunitarias.

“El saldo es blanco. No se han registrado víctimas y eso habla de la eficiencia en el protocolo de respuesta”, afirmó el funcionario.

Desde el 1 de febrero se encuentra activa una veda de fuego en todo el territorio estatal, que se extenderá hasta el 30 de junio, con el objetivo de prevenir nuevos incidentes. Esta medida prohíbe encender fogatas, quemar residuos, usar pirotecnia o cualquier actividad que implique riesgo de incendio en zonas forestales.

Sin embargo, la práctica de quemas agrícolas tradicionales sigue siendo un desafío. Representan el treinta por ciento de los incendios, y aunque están reguladas, muchas se realizan sin medidas preventivas.

La Semarnat estatal ha reiterado que este tipo de quemas tienen bajo rendimiento agronómico y conllevan altos riesgos ambientales, por lo que se promueve el uso de técnicas más sostenibles para preparar la tierra.

Aunque solo representan el seis por ciento de las causas, las fogatas y colillas de cigarro mal apagadas por turistas siguen siendo una fuente de preocupación en zonas como el Parque Nacional El Chico.

Autoridades ambientales insistieron en la necesidad de promover un turismo responsable, especialmente en áreas naturales protegidas.

“Cada incendio que se provoca, intencional o no, representa pérdida de biodiversidad, emisión de contaminantes y degradación del suelo. No se trata solo de árboles: se afecta el aire, el agua y la vida de comunidades enteras”, advirtió Cervantes.

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