El Parque Nacional El Chico atraviesa su primera gran contingencia fitosanitaria. A la fecha, se tiene registro de que se han derribado 4 mil 853 árboles muertos como parte de un programa de saneamiento forestal sin precedentes en Hidalgo, implementado tras la proliferación de insectos descortezadores que ya afectaron 519 hectáreas del bosque de Oyamel.

Así lo informaron autoridades estatales durante una rueda de prensa encabezada por la titular de la comisión estatal de la biodiversidad de Hidalgo, Erika Ortigosa y el director del parque, Rafael Borbolla, acompañados por la secretaria de Turismo estatal, Elizabeth Quintanar, y el subsecretario de Medio Ambiente, Luis Cervantes. El encuentro se realizó en el centro de visitantes del parque, donde operan las brigadas forestales que participan en las labores de control y restauración.

UNA PLAGA ACELERADA POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Erika Ortigosa, explicó que la emergencia fue provocada por tres especies de insectos descortezadores endémicos del bosque de oyamel. Bajo condiciones normales, su presencia no representa una amenaza.

Sin embargo, la sequía atípica de 2024 y el estrés hídrico derivado del calentamiento global crearon el escenario perfecto para su propagación epidémica.

“Estamos actuando conforme a la Norma Oficial Mexicana NOM-019-SEMARNAT-2017. Sólo se derriban árboles muertos, no vivos. Y no hay fines comerciales: la madera se reutiliza en el mismo parque para control de erosión y rehabilitación de senderos”, afirmó Ortigosa.

Para ubicar los árboles afectados, el gobierno estatal recurrió a tecnología de drones con sensores LIDAR y multiespectrales, en colaboración con la Universidad Michoacana. Las imágenes permiten detectar con precisión el estado de cada ejemplar.

“El bosque no se está muriendo, lo estamos curando. Hay quienes suben videos diciendo que lo están talando. Eso es falso y desinforma. Por primera vez en la historia de este parque se está aplicando un protocolo técnico, científico y legal para rescatarlo”, agregó

El albergue alpino Miguel Hidalgo, que por décadas fue punto de encuentro de turistas y escaladores, ahora funge como cuartel para las brigadas de CONAFOR, SEMARNAT y guardabosques locales. La reconversión fue avalada directamente por el gobernador, según explicó Elizabeth Quintanar.

Actualmente se trabaja con 41 brigadistas, incluyendo mujeres, organizados en cinco equipos y coordinados por técnicos forestales certificados.

Aunque se han cerrado senderos no autorizados y zonas de riesgo, el parque permanece abierto en puntos como Llano Grande, El Cedral, Dos Aguas, Las Ventanas y El Cuervo, con acceso regulado por aforo.

“Se trató de ordenar, no de prohibir el acceso. Aun así, en Semana Santa hubo molestia. Más de la mitad de los visitantes se negaron a seguir las indicaciones. Tenemos que insistir: el turismo en zonas protegidas debe ser responsable”, señaló Quintanar.

El plan de saneamiento incluye el acompañamiento de nueve universidades (entre ellas la UNAM, Chapingo, la UAEH y la Universidad de Tlaxcala), cuyos investigadores aportan diagnósticos y propuestas para actualizar las normas forestales frente a los efectos del cambio climático.

El proyecto actual está programado para concluir en agosto de 2025, pero las tareas de restauración continuarán por varios años más.

“Tenemos cientos de miles de árboles jóvenes. El bosque no está perdido. Pero el reto es enorme y no se puede enfrentar desde la improvisación ni con rumores. Se necesita trabajo técnico y colaboración social”, concluyó Rafael Borbolla.

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