Con la mirada perdida, Eduardo Hernández Gómez recuerda la última vez que vio con vida a su compañero Salvador Mendoza Hernández, quien murió la noche del domingo 14 de octubre mientras intentaba controlar una fuga de hidrocarburo, causada por una toma clandestina en Atitalaquia.
Mendoza Hernández será homenajeado este martes en las instalaciones de Protección Civil del Municipio.
Mientras cuenta lo sucedido, Hernández Gómez, director de dicha corporación en Atitalaquia, tose insistentemente y pide agua para aliviar el picor en la garganta, los estragos de la noche anterior todavía son notorios en su cuerpo.
Él y cuatro compañeros más resultaron intoxicados cuando intentaron controlar la fuga que provocó el desalojo de diversas familias y la suspensión de clases en el Municipio.
APENAS DECIDÍAMOS CÓMO ÍBAMOS A ACTUAR
“Eran alrededor de las 22:40 cuando recibimos el aviso de que había una fuga de gasolina en las inmediaciones del fraccionamiento Ampliación 18 de marzo. Nos movimos a la zona y dimos con el lugar exacto alrededor de las 23:15”, cuenta el Director mientas su rostro refleja extrañeza, como cuando no terminas de entender qué pasó.
Y agrega: “Salvador, quién era Subdirector de la Corporación, otros dos compañeros, el Jefe de turno y yo, llegamos al sitio. Entramos al lugar y apenas estábamos decidiendo cómo íbamos a actuar y nos oxigenamos”.
Salvador y otro compañero se adelantaron para evaluar la situación y ver cómo se iba a atender.
“Fue cosa de tres, cuatro minutos y vimos cómo se movieron las luces de sus lámparas, corrimos a sacarlos”, narra y acompaña la historia con movimientos de manos.
EL AIRE PICABA EN LA GARGANTA
“De donde estábamos a donde encontramos al primer compañero tirado eran no más de 10 metros. Llegamos al rescate de uno que quedó inconsciente y fue trasladado al hospital y ya no supimos más.
Los seis perdimos la conciencia, Salvador estaba tirado un poco más adelante, sus ojos reflejaban el cansancio de la jornada”.
“Nos habían dicho que era gasolina. Sin embargo, el aroma en el aire picaba en la garganta y aunque tenemos el equipo necesario, todo pasó en no más de cinco minutos, no eran ni las 23:30 horas”, recuerda tratando de dar sentido a las palabras.
“A mí me sacaron, no tengo la hora exacta pero me comentan que fue como a las 2 de la mañana del lunes. Después de que los elementos dejaron de responder el radio, Policía Municipal llamó a las corporaciones de Tlahuelilpan y Tula para que los apoyaran”.
“Al Jefe de turno y a mí sólo nos dieron oxigenoterapia y a otros tres los llevaron al hospital para su atención. Me quedé en el lugar después de que recobré la conciencia, alrededor de las 6 de la mañana”.
YA HABÍAN ATENDIDO TOMAS CLANDESTINAS, PERO…
“La fuga no era más grande que unos siete metros y ya habíamos atendido otras contingencias en la zona, al menos dos más en menos de tres meses, pero esta fue una ocasión distinta”.
“Afortunadamente el viento y las condiciones de humedad nos favorecieron porque la nube tóxica se dispersó hacia los terrenos de la refinería Bicentenario y eso ayudó a que la población no se viera afectada”.
“Llegaron compañeros de otras corporaciones, pero nadie quería ingresar hasta saber a qué nos estábamos enfrentando, dejamos las cosas en manos de Pemex quienes no entraron hasta que hubo luz de día”, recrimina.
ESPOSA Y DOS HIJOS
Salvador Mendoza Hernández deja atrás una esposa y dos hijos, el más pequeño de ellos, de aproximadamente 15 años también es voluntario en la Corporación que este martes le rendirá homenaje a su padre, cuenta Hernández Gómez, mientras la voz se le quiebra ligeramente.
Recobra el aliento y comenta que se espera que el cuerpo llegue a la Corporación, en Atitalaquia, alrededor de las 9:00 horas de este martes para después dirigirse a las instalaciones de Cruz Roja en Tula, donde también le harán homenaje y de ahí lo llevarán a su última morada.
El cuerpo de Protección Civil y Bomberos de Atitalaquia no cuenta con seguro que permita garantizar apoyo a los deudos, por lo que se harán las gestiones para que la familia del elemento fallecido no quede desamparada, afirma mientras hace una señal de promesa.
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