Entre el sonido de los motores del transporte público y al son de las voces “pásele marchanta” y “qué le ofrezco güera”, Ángel vende ropa artesanal y mochilas de coloridas tonalidades.
La peculiaridad no radica en la venta de sus productos, Ángel es un infante que a sus seis años conoce el significado de la palabra trabajo, sabe que la amabilidad y picardía de su carácter le ayudan a vender con rapidez.
Él forma parte de los más de 68 mil infantes hidalguenses de 5 a 17 años que se ocupan en actividades que implican trabajar y, del 16 por ciento de niños que son empleados porque en su hogar requieren de su trabajo para subsistir.
Ángel tiene toda la vitalidad que una persona posee en la infancia. Sentado desde la banqueta viste una playera a rayas de color verde y un pantaloncillo gris que hace juego con sus desgastados zapatos negros.
Aunque un poco fastidiado por la jornada laboral, responde amablemente a los clientes que 150 pesos cuestan las mochilas y que por 220 más pueden llevarse una camisa bordada de flores con tonalidades rojizas y amarillas.
De acuerdo con la plataforma Cuéntame INEGI, los infantes trabajan principalmente por tres razones: para pagar su escuela (23.5 por ciento), por gusto o solo por ayudar (23.5 por ciento), y porque en su hogar necesitan de su trabajo (16.8 por ciento).
Sin embargo, 14 por ciento trabaja para aprender un oficio, mientras que 11. 5 por ciento tiene un empleo para pagar deudas y porque no realiza ningún tipo de actividad escolar.
El 10 por ciento restante trabaja porque “el hogar necesita de su aportación económica”, justo en este último tipo de trabajo se encuentra Ángel, quien colabora con su madre en la venta de productos.
Hoy, en el festejo del Día del Niño, Ángel observa atentamente desde su lugar de trabajo a los niños que ya salieron de clases, algunos con dulces en mano, otros con disfraces de superhéroes y él sentado con una bolsa de plástico en mano para envolver lo que vende, debajo de una desgastada manta azul y con pequeñas gotas de sudor que recorren su rostro producto de los rayos del sol que inciden sobre él.
Tan solo en Hidalgo, de los 68 mil 290 niños y adolescentes ocupados en actividades que implican trabajo, 39 mil 62 tienen un trabajo considerado “peligroso”, mientras que 27 mil 828 están por “debajo de la edad mínima” y apenas mil 400 infantes “laboran en una ocupación permitida”.
En México hay 2 millones 475 mil 989 niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años que realizan alguna actividad económica y 2 millones 217 mil 648 realizan ocupaciones no permitidas, de los cuales: 30 por ciento son niñas y 70 por ciento son niños. Lo anterior se desprende de las cifras de la Encuesta Intercensal 2015 que emitió el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
EL TRABAJO DE UN INFANTE
De los niños y adolescentes ocupados en el país, 42.5 por ciento no recibe un ingreso; pero, ¿en qué puede emplearse un infante?
Las principales actividades van desde el comercio informal y hasta las que requieren apoyo en cuestiones de construcción e industria.
Los indicadores del Módulo de Trabajo Infantil que emite el INEGI muestran que el principal trabajo que un infante desempeña es en los sectores agrícola, ganadero, forestal o de pesca.
En tanto 23 por ciento, son trabajadores de apoyo en minería, construcción e, incluso, industria; 16 por ciento son empleados de ventas o comerciantes, 5 por ciento se desempeña como trabajador doméstico y 6 por ciento más como vendedor ambulante.
El MTI se realizó durante el cuarto trimestre de 2015 para recabar información de las actividades económicas, domésticas y escolares que desempeñan los infantes y adolescentes entre las edades de 5 a 17 años.
