La barda perimetral de la fallida refinería Bicentenario, que requirió tres años de construcción y una inversión de más de 105 millones de pesos, fue víctima de la delincuencia, ya que se robaron la malla ciclónica que se tenía en una parte de la barda, del lado de la carretera Tlaxcoapan-Teocalco.
En febrero de 2011 se anunció la construcción de la barda para delimitar las 700 hectáreas adquiridas desde 2009, para lo cual el gobierno estatal contrajo una deuda de mil 500 millones de pesos para la compra de las tierras y que en 2015 ascendió a mil 900 millones; la barda se culminó en 2013.
Desde esa fecha han pasado casi cinco años y durante ese tiempo los terrenos han permanecido ociosos, en espera de un nuevo proyecto que hasta la fecha no ha llegado.

Por lo que, en reiteradas ocasiones los campesinos de Doxey han expresado su tristeza por perder sus tierras de cultivo y su preocupación de que durante estos años las hectáreas solo han sido víctimas de incendios de pastizales, incluso, atacadas por plagas de chapulines.
En 2014 se anunció la cancelación del proyecto de la nueva refinería y eso abrió una esperanza entre los labriegos de Doxey para recuperar sus tierras, según declaraciones del comisariado ejidal, pero hasta el momento no hay sustento legal que les permita concretar esa acción.
No obstante con todo lo que representa ese elefante blanco para la región, los ladrones decidieron adueñarse de la malla ciclónica, que si bien no protege nada en esas 700 hectáreas, representó una inversión importante para la Federación y para los mexicanos.
