Mediante proceso administrativo fue clausurado de forma definitiva el bar denominado Nirvana, localizado en el jardín municipal de Tula, por no cumplir con los requisitos de seguridad que derivó en la muerte de una persona en 2016.
Desde el pasado 27 de febrero de este año, el establecimiento se encontraba clausurado temporalmente; sin embargo, el pasado 2 de abril el dueño del lugar acudió a una comparecencia en donde pagó una multa y se le notificó de la clausura definitiva.
El inmueble no reunía los requisitos y medidas de protección de seguridad que salvaguarden la integridad física y la vida del personal que ahí laboraba así como de los asistentes a dicho establecimiento comercial.
Además, no contaba con la distancia mínima requerida que permita su funcionamiento con respecto al centro de reunión pública, convivencia y bienestar social como la Plaza de la Constitución o con centros educativos que dicta el reglamento para el primer cuadro de la ciudad.
La licencia de funcionamiento expedida por Reglamentos y Espectáculos el 19 de enero de 2016, no será renovada en tanto no se cumplan con los requisitos previamente expuestos, por lo que el dueño podrá reabrir el establecimiento atendiendo a su derecho a ejercer el comercio, pero en una ubicación distinta.
