La presidenta Claudia Sheinbaum dio un mensaje con motivo de su primer año de gobierno en medio de un ambiente de aprobación ciudadana que ronda 74 por ciento, según encuestas recientes, lo que le otorga un amplio margen político. En su discurso, presumió avances en seguridad, bienestar e institucionalidad, aunque especialistas y medios apuntan inconsistencias y omisiones en los resultados mostrados.
Durante el acto, Sheinbaum aseguró que los homicidios dolosos disminuyeron 25 por ciento y los feminicidios 40 por ciento respecto al año anterior. Además, destacó la inversión de 850 mil millones de pesos en programas sociales, que representan 2.3 por ciento del PIB, con entrega directa a beneficiarios. También subrayó reformas de alto calado, como la judicial y el reconocimiento constitucional de pueblos indígenas y afromexicanos.
Sin embargo, diversos análisis han puesto en entredicho la solidez de estas cifras. El portal Verificado identificó afirmaciones engañosas e imprecisas en materia de seguridad, energía y economía, mientras que El País y el IMCO señalaron que la caída de homicidios depende de periodos de referencia selectivos y que la falta de inversión fija amenaza el crecimiento sostenido del país. En educación, críticos recuerdan que la mitad de las escuelas no tienen internet y que las becas no han frenado el abandono escolar.
Académicos también alertaron sobre la concentración de poder tras la reforma judicial y la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, advirtiendo riesgos para la división de poderes y la legitimidad de las instituciones.
Asimismo, activistas cuestionaron la ausencia de temas sensibles en el discurso presidencial, como las más de 133 mil personas desaparecidas, la violencia regional y la persistente crisis de acceso a salud y medicamentos.
El informe, acompañado de una producción mediática con spots como “Es tiempo de mujeres”, fue calificado por analistas como una puesta en escena de cifras y triunfalismo, con énfasis en narrativa política más que en rendición de cuentas verificable.
Con este primer informe, Sheinbaum buscó afianzar autoridad y proyectar un estilo distinto al de su antecesor, pero los retos de inversión, transparencia y gobernanza democrática permanecen como pruebas decisivas para el segundo año de su administración.
