Gracias por tu compañía, tus palabras y sobre todo por existir, Merari.
No hay nada que frustre más que enfrentarse a una hoja en blanco y que no arribe el barco de la inspiración a tu mente. Y es ahí donde las musas deben acogerte en sus brazos para navegar en los mares de las letras y las artes.
La mayoría de los artistas, por no decirles todos, tienen o han tenido a esta divinidad de la mitología griega, hija de Apolo, como estimulante de su creación.
Muchos escritores tuvieron a sus amores como musas, ejerciendo sobre ellos tal inspiración que hoy debemos agradecerles el legado que las plumas de sus amantes nos dejaron. Otros, se obsesionaron en tal grado por sus esposas, que perdieron el juicio y con él se tambaleó su arte.
Sea lo que fuere todos tuvieron a quién dirigir sus escritos.
Dante, autor de ‘La Divina Comedia’, conoció a Beatriz Portinari cuando ésta contaba con nueve años, de la cual se enamoró a primera vista, y al parecer sin aún haberse hablado. El amor por Beatriz era la razón de su poesía y de su vida, junto con sus pasiones políticas. Cuando Beatriz murió en 1290, Dante, trató de encontrar un refugio en la literatura.
Lope de Vega, uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro, llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza por Miguel de Cervantes cosechó una larga lista de conquistas. En sus últimos años de vida se enamoró de Marta de Nevares, en lo que puede considerarse para algunos “sacrilegio” dada su condición de sacerdote.
Los últimos años de Lope fueron infelices a pesar de los honores que recibió del rey y del Papa. Sufrió que Marta se volviera ciega en 1626, y muriera loca, en 1628.
Edgar Allan Poe fue un escritor, crítico y periodista estadounidense. Poe y Virginia Clemm eran primos hermanos, y se casaron cuando ella tenía 13 años y él 27.
Algunos biógrafos han sugerido que los esposos mantuvieron una relación más fraternal que conyugal, y que nunca consumaron el matrimonio.
Virginia enfermó de tuberculosis en enero de 1842, y murió por esta causa en enero de 1847, a los 24 años de edad. Los rumores acerca de las supuestas infidelidades de su esposo afectaron a Virginia hasta el punto de que, en su lecho de muerte, declararía que Edgar la había asesinado.
Tras su muerte, su cuerpo fue finalmente ubicado bajo el mismo monumento funerario que alberga los restos de su marido, en el cementerio Westminster. La enfermedad y posterior muerte de su esposa causaron una gran impresión en el escritor, que quedó muy abatido y se refugió en la bebida.
Lewis Carroll, diácono anglicano, matemático, fotógrafo y escritor británico y autor de “Alicia en el País de las maravillas” era un hombre tímido y soltero que inventaba historias para las hijas de un amigo suyo. A la más pequeña, su preferida, Alicia Lidell, dedicó todo su talento.
A esta amplia lista le siguen otros como Petrarca y Laura, Garcilaso e Isabel Freyre, Sartre y Simone de Beauvoir, Rimbaud y Verlaine, Kafka y Milena y muchos, muchos más y claro…
Gracias musa, porque si yo soy papel, tú eres la tinta…
