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Otra vez Caasim vuelve a quedar en la mira de los usuarios y no por buenas razones. Vecinos de Bosques el Peñar relatan que llevan semanas sin agua y que, aunque pagan puntualmente, apenas reciben un tinaco por domicilio cuando llegan las pipas… si es que llegan. Lo curioso es que el servicio parece responder sólo cuando hay presión social o amenazas de protesta, vaya manera de complicar la vida a quienes sólo exigen lo básico: agua en sus hogares.

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En Mixquiahuala parece que el “apoyo al comercio local” se traduce en recordatorios de multas, decomisos y clausuras si no se renueva puntualmente la licencia de funcionamiento. El ayuntamiento advierte con todo el peso de la ley y hasta la Policía Municipal para garantizar que nadie se olvide de pagar, aunque no se escuche con el mismo énfasis un plan para impulsar a los negocios o facilitar trámites. Eso sí, en materia de sanciones y amenazas, la administración demuestra ser muy eficiente.

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El pleito entre Gerardo Fernández Noroña y Alejandro Moreno ya tuvo eco en Hidalgo, donde morenistas y priistas salieron a repartir acusaciones como si fueran volantes de campaña. Los primeros acusan a “Alito” de agresor, los segundos tildan a Noroña de intransigente y todos se indignan… pero cada quien desde su trinchera. Ojalá que esta confrontación importada del Senado se quede sólo en declaraciones y no veamos que el “debate político” en tierras hidalguenses también termine con manos de por medio.

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En Actopan la basura no se esconde bajo la alfombra, simplemente se acumula en calles y predios porque el gobierno municipal apenas recoge poco más de la mitad de lo que se genera cada día. La presidenta Imelda Cuéllar Cano prometió en campaña resolver el problema, pero hoy la realidad es que toneladas de desechos terminan en cualquier lugar, con sus respectivos olores y riesgos para la salud.

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En el caso de Zimapán, donde dos menores señalaron ser víctimas de abuso, lo indignante no solo es el delito imputado, sino la facilidad con que los acusados Eva N y Williams N han sorteado la prisión preventiva gracias a amparos y recursos legales. Entre conferencias de prensa donde acusan complots familiares, discursos de “persecución política” y maniobras jurídicas para permanecer libres, parece que la prioridad de los implicados no es aclarar los hechos ni reparar el daño, sino estirar el proceso hasta donde alcance la ley… o la paciencia social.

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