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Las elecciones internas de Morena evidenciaron que el peso de los “fundadores” se diluye, como lo muestra la derrota de Andrés Caballero Cerón en su intento de mantenerse vigente. Pero quizá lo más llamativo es cómo antiguos adversarios del movimiento, que en su momento lanzaban críticas feroces contra la 4T, hoy aparecen con absoluta comodidad al frente de comités y estructuras. Esa facilidad con la que cambiaron de camiseta y ahora se presentan como convencidos seguidores denota que predomina el interés por ocupar espacios de poder.

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Lo sucedido en la asamblea seccional de Morena en Huazalingo evidenció cómo Homero Sánchez Coronel, actual Coordinador Operativo Territorial, manipuló el proceso de elección del Comité Seccional 0431 en favor de su grupo político. Desde adelantar horarios hasta impedir que Gerardo Gutiérrez Nava, secretario de Finanzas del Comité Estatal y mentor designado por el Comité Nacional, leyera el mensaje oficial, la jornada estuvo marcada por irregularidades.

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El alcalde de Ixmiquilpan, Emanuel Hernández, quiso defenderse de las críticas por sus videos bailando y hasta cargando una cerveza con la cabeza en la Expo Feria, asegurando que “sigue siendo pueblo”. Y está bien que un presidente municipal conviva con la gente, pero la imagen que proyecta también cuenta: mientras presume ser cercano, se expone a que la ciudadanía perciba más fiesta que seriedad en su gestión. Quizá sería más útil que su energía se reflejara en atender los problemas que más aquejan al municipio.

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El PRI en Hidalgo anda sacando los trapitos al sol, y no por voluntad propia. Las filtraciones de WhatsApp exhibieron enredos internos sin verdadera unidad. Hasta el momento la dirigencia de Marco Antonio Mendoza no logra contener ni el malestar ni la desconfianza de su propia militancia. Los reclamos de “traidores” y las exigencias de depuración parecen reflejo de una crisis que vive el partido. Mientras se pelean por quién filtró y quién no, se percibe falta de firmeza en el liderazgo que desgasta aún más la imagen tricolor.

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Que Caasim deje zanjas abiertas durante días o semanas bajo el argumento de “verificar fugas” puede sonar lógico en lo técnico, pero en la práctica la ciudadanía es la que termina pagando el costo con accidentes, daños a los vehículos y calles intransitables. El propio director Juan Evel Chávez Trovamala reconoce que incluso hay carros que caen en los hoyos, lo que refleja que la señalización y la atención no son suficientes.

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