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En Tlanchinol la creatividad administrativa llegó demasiado lejos, y no para bien. Más de 150 mil pesos mensuales en pagos a “aviadores”, edificios fantasma y exalcaldes cobrando sin trabajar dibujan un panorama indignante para un municipio donde las necesidades son muchas y los recursos, pocos. Que mientras unos se esfuercen por sacar adelante áreas, otros cobren sin aparecer por la oficina, es una burla a la ciudadanía. Si lo que dice la regidora Lizeth Guillermo se comprueba, no solo se trataría de un escandaloso desvío de recursos, sino de una muestra del cinismo con el que algunos siguen viendo al gobierno municipal, como un cajero automático sin contraseñas.

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Lo que está ocurriendo con los agentes de la PGJEH en Hidalgo es un llamado de atención que no puede ignorarse. Una vez más, un enfrentamiento armado cobra la vida de un servidor público, esta vez en Tula, y deja a otros lesionados, sumándose a una preocupante cadena de hechos recientes en Tizayuca y Pachuca. Estas situaciones, aunque dolorosas, también reflejan que las autoridades estatales están enfrentando de manera directa a grupos delictivos que durante años operaron con relativa impunidad. Pero cuando se combate al crimen organizado hace fala más que voluntad: se necesita equipamiento digno, protocolos claros y respaldo total a quienes arriesgan la vida.

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Con acciones como la jornada Servicios para el Pueblo en Molango de Escamilla, el gobierno de Julio Menchaca continúa acercando trámites y apoyos a las comunidades que más lo necesitan. Consultas médicas, lentes, vacunación, asesoría legal, atención gerontológica y hasta vinculación laboral en un mismo espacio, sin tener que viajar a la capital ni hacer largas filas. Esta estrategia de llevar soluciones directamente a la gente, especialmente en zonas alejadas, muestra que cuando hay voluntad política, la transformación puede sentirse en cosas tan concretas como tener acceso a salud, derechos y trabajo en la propia región.

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Daniel Andrade Zurutuza ha sabido mantenerse presente en su distrito con un estilo de trabajo que privilegia el contacto directo con la gente. Su participación en clausuras escolares y reuniones comunitarias en municipios como Orizatlán, Huautla y Atlapexco refleja un esfuerzo por no perder de vista las realidades locales. Si bien aún queda por ver el impacto concreto de sus gestiones, especialmente en temas como caminos y servicios prioritarios, el que escuche y dialogue con autoridades y habitantes ya marca una diferencia frente a quienes solo aparecen en campaña.

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En un país donde la violencia se ha vuelto parte del paisaje cotidiano, lo que está ocurriendo con el reclutamiento forzado de jóvenes por parte del crimen organizado debería encender todas las alarmas. Ya no basta con advertirles que no hablen con extraños en la calle: ahora, esos “extraños” llegan por WhatsApp, por un juego en línea o una falsa oferta de trabajo. Es doloroso decirlo, pero la delincuencia se está colando por la puerta trasera de nuestros hogares, los teléfonos, y lo está haciendo con una estrategia peligrosa y bien pensada. Mamás, papás, tíos, abuelas: no se trata de invadir la privacidad, sino de salvar vidas. Hoy más que nunca, hablar con claridad, revisar con atención y acompañar de cerca puede marcar la diferencia entre el futuro y la tragedia.

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