Solo, en su despacho, el Presidente Juárez escribe un largo discurso de victoria.

 

Horas antes había regresado con su ejército a Ciudad de México tras un largo exilio de cuatro años.

 

En ese tiempo ya había recorrido más de la mitad del país mientras encabezaba una guerra contra el ejército de Francia, que había invadido al país para apoyar al emperador Maximiliano de Habsburgo.

 

Los invasores se retiraron en 1866, y un año después las tropas conservadoras que respaldaban al Imperio fueron derrotadas.

 

Fue la primera vez que dijo en público la frase que le ganó reconocimiento mundial: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

 

Los historiadores coinciden en que el momento fue esencial para la historia del país: ese primer día de la República que derrotó al imperio, había nacido el México que hoy conocemos hasta nuestros días, Sí, aquel México que hoy se vive hasta nuestros días, el de todos contra todos. 

 

Y aunque el Día Nacional de la Independencia de México se celebra el 16 de septiembre, por el grito de dolores pronunciado ese día en 1810 por el cura Miguel Hidalgo, muchos consideran que la vida republicana de México comienza ese día de julio de 1867.

 

La herencia actual:

 

Han pasado más de 150 años y el acontecimiento se recuerda en varios foros.

 

No es sólo un festejo sino un momento de recordar la lección de ese primer día de la República para el complicado escenario que vive el país actualmente, coinciden especialistas consultados por el medio internacional de noticias la BBC Mundo.

 

Además de una severa crisis de violencia, existen problemas económicos que pueden agudizarse por las presiones y advertencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacia México.

 

El magnate, por ejemplo, mantiene la advertencia de enviar tropas a territorio mexicano para combatir a los carteles de narcotráfico, si México no hace lo suficiente para combatir al narco a quienes los ha clasificado como Terroristas. Una nueva advertencia de invasión, algo que no ha ocurrido desde 1916, cuando desembarcaron soldados estadunidenses en el puerto de Veracruz.

 

Así, puede ser útil recordar la victoria de Juárez sobre el imperio de Maximiliano de Habsburgo, y sobre todo las derrotas al ejército de Napoleón III considerado en esos tiempos el más poderoso del mundo.

 

“La vida republicana deja una lección de gran civilidad y sensibilidad que tanta falta nos hace”, le dice a BBC Mundo por su parte el historiador Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional.

 

“Mientras seamos dueños de nosotros mismos, soberanos de nuestro propio destino podremos construir una mejor patria”.

 

El mensaje también es para las autoridades, explica en entrevista para la BBC Mundo la historiadora Guadalupe Lozada León.

 

“La lección es la certeza de que la unidad nacional puede dar frutos, pero el gobierno debe encabezar la lucha en favor de la institucionalidad y del pueblo, velar por los intereses nacionales y no económicos”.

 

La derrota:

 

Pero llegar a ese momento fundacional no fue sencillo ni tampoco los siguientes años, explican los especialistas.

 

En su exilio Juárez, acompañado de algunos diputados y ministros, instaló el gobierno en varias ciudades, mientras organizaba sin recursos la defensa del país ante los invasores.

 

Los partidarios de Maximiliano tenían el control de la capital y algunos estados, apoyados por la Iglesia Católica que, hasta antes del primer gobierno de Juárez en 1860, era dueña de casi la mitad del territorio.

 

Ese año el Presidente Juárez decretó las Leyes de Reforma que separaban a la Iglesia del Estado, y procede a confiscar sus bienes, Juárez agarro venganza con la Iglesia, ya que está se puso del lado de Maximiliano durante su lucha. 

 

La decisión provocó una guerra civil que duró tres años entre los opositores al gobierno, llamados conservadores, y quienes lo respaldaron, los liberales.

 

Los conservadores fueron derrotados y entonces promovieron la instauración de un emperador, apoyado por Francia, con la esperanza de cancelar las reformas promovidas por Juárez.

 

Pero Maximiliano los decepcionó, recuerda la historiadora Lozada León, porque ratificó muchas de las leyes promovidas por el Presidente.

 

Una de ellas fue la separación de la Iglesia y el Estado. Esta decisión alejó a quienes promovieron su coronación como emperador.

 

El golpe final fue la decisión de Napoleón III de retirar a sus tropas de México para reforzar al ejército ante la guerra con Rusia, que ocurrió en 1870.

 

Maximiliano de Habsburgo se quedó prácticamente solo. Y Benito Juárez lo derrotó.

 

El México de hoy

 

Esa victoria, a la que algunos llaman “la segunda independencia de México”, es una parte de la historia.

 

Otra es que por primera vez en el siglo se pudieron vivir períodos de paz, aunque no fue fácil.

 

Y lo más importante, dicen los historiadores: las leyes e instituciones creadas por Juárez que cambiaron el modelo de país y aún persisten.

 

No fue sólo la separación de la Iglesia de las funciones de gobierno, sino el Registro Civil, la educación laica y algunas escuelas, por ejemplo.

 

“Esas instituciones son las que finalmente nos sostienen, son nuestras herencias invisibles”, dice Vicente Quirarte.

 

Y se mantuvieron a pesar de que, en ese primer día de la República, México era un país en quiebra y con una sociedad dividida.

 

El Presidente logró reunificar a los antiguos enemigos. Por eso, afirma Guadalupe Lozada, México no podría entenderse ahora sin Benito Juárez.

 

“Sentó las bases del Estado nacional, creó leyes. Fue fundamental para consolidar el país”.

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