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Parece que la herencia de Sergio Baños como alcalde de Pachuca está lejos de ser motivo de orgullo. Ahora no sólo lo señalan por tener una nómina inflada de “aviadores” con sueldos jugosos de hasta 25 mil pesos mensuales, sino que la actual administración ya prepara más denuncias por presuntas irregularidades. El presidente municipal Jorge Reyes y la síndica jurídica están decididos a que no quede impune lo que llaman un mal manejo de recursos públicos, y lo están haciendo con expedientes bien fundamentados. Si todo esto se comprueba, la gestión de Baños podría pasar a la historia, pero como ejemplo de lo que no debe hacerse en el servicio público.
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Las Rutas de la Transformación siguen dejando huella en los municipios, y esta vez fue el turno de Chilcuautla, Alfajayucan e Ixmiquilpan, donde el gobernador Julio Menchaca entregó obras que de verdad hacen la diferencia, como la pavimentación de caminos rurales que muchas veces eran olvidados. Además de mejorar el tránsito, estos proyectos llevan desarrollo a las comunidades. En Alfajayucan e Ixmiquilpan, el anuncio de nuevas inversiones y la presencia de servicios acercan el gobierno a la gente. Así, paso a paso (y con asfalto firme), ¡Hidalgo avanza!
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La pérdida del taxista Miguel Marín no solo dejó luto entre sus compañeros, sino que también encendió una chispa de organización entre quienes diariamente se ganan la vida al volante en Pachuca. Ayer, sus compañeros conductores le dieron el último adiós. En medio de ese espíritu de solidaridad buscan alcanzar mejores condiciones de trabajo, seguridad y un retiro digno, aunque con la advertencia de que enfrentarse a ciertos “patrones” con poder político podría no ser un camino fácil.
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Con tanto enredo, que la Semot necesita más que una modernización de rutas: un verdadero reinicio. El reciente caso de seguridad con taxistas debería ser el punto de partida para que la Secretaría de Movilidad y Transporte deje de repartir culpas y empiece a asumir responsabilidades, tanto para conductores como para usuarios. Entre nombramientos inciertos, demandas cruzadas, favoritismos y hasta choques entre empleados, la Semot parece más un laberinto político que una institución que vele por el transporte.
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Otra vez la misma historia con los polvorines: explosiones, heridos y autoridades que brillan… pero por su ausencia. Lo ocurrido en el barrio Tlalnepantla, de Jaltocán, no es un caso aislado, es parte de una cadena de tragedias evitables si hubiera verdadera regulación y supervisión. Mientras tanto, siguen los sustos y los daños, como si la pirotecnia se manejara al margen de toda norma. Ya va siendo hora de que dejen de hacerse de la vista gorda y pongan orden en este polvorín, literalmente.
