La columna de esta semana surge a partir del artículo titulado “La oposición en México”, publicado en Electoralia por la maestra Gisela Rubach, donde puntualiza la debilidad de los partidos opositores y la falta de estrategias efectivas para enfrentar a Morena en México. A propósito de su análisis, me di a la tarea de realizar el propio desde el contexto estatal.
El paisaje político de la oposición en Hidalgo es un reflejo de la crisis nacional de los partidos. Después de décadas de gobiernos priistas en nuestra entidad, la llegada MORENA al poder en 2022 no solo demostró el hartazgo ciudadano hacia el partido hegemónico, sino también la incapacidad de la oposición para reagruparse como una opción real.
El PAN, aunque históricamente débil en Hidalgo, ha desperdiciado claras oportunidades de presentarse como el partido con propuestas económicas viables, sobre todo ante gobiernos locales que no impulsaron los suficiente el crecimiento ni la inversión. Un síntoma negativo es la reducción de poco más de 50 por ciento de su militancia, aunado a que su dirigencia ha sido cooptada por un solo grupo de decisión.
El PRI, antes todopoderoso en la entidad, se mantiene vivo gracias a su alicaído voto duro y a la existencia de cada vez menos grupos regionales afines al tricolor. Dos fenómenos políticos que los dinamitaron, fue la crisis institucional y de liderazgo derivada de decisiones centralizadas y las imposiciones de la dirigencia nacional. Y haberse olvidado de los ideales y causas que los acercaban con la gente.
Movimiento Ciudadano, por su parte, es el único partido político con la capacidad de representar una verdadera alternativa, fresca y sin el desgaste de los partidos tradicionales. El partido naranja en Hidalgo aún tiene muchos desafíos que afrontar, por ejemplo, dejar de ser el partido del tres por ciento, a convertirse en un partido protagonista. Debe sin duda, atraer nuevos liderazgos y consolidar su presencia en municipios clave, de lo contrario seguirá siendo una opción testimonial más que una opción real de poder,
El desempeño actual de Morena en nuestro estado no ha estado exento de críticas. Problemas de cohesión interna, la infiltración de políticos impresentables, la segregación de militantes fundadores y otro tanto de situaciones que han generado descontento. Sin embargo, la oposición no ha sabido capitalizar estos errores, pues sigue enfrascada en disputas internas, muchas de ellas provocadas por ellos mismos, con estrategias recicladas que no responden a la nueva dinámica política local.
El reto para la oposición en Hidalgo es claro: si quiere ser relevante en 2027, debe renovar su discurso, construir liderazgos frescos y generar una verdadera conexión con la ciudadanía. El tiempo es oro en política, y el desafío es grande. La pregunta es: ¿está la oposición dispuesta a hacer el trabajo necesario para volver a ser competitiva?
