Los que crecimos en los 80 y 90 sabemos que lo retro nunca se fue, a pesar de que el marketing venda una apreciación del Vintage (así lo llaman algunos, a pesar de que son conceptos diferentes), como algo innovador a las nuevas generaciones que no saben que en realidad su existencia ha prevalecido a lo largo del tiempo.
La mutación de lo analógico a lo digital colocó los cimientos de lo que hoy entendemos como el mundo moderno y cambió por completo la dinámica del trabajo, el entretenimiento y la educación dando paso a un estilo de vida diferente basada en el acceso a la información, las primeras conexiones a internet, los cambios de la telefonía con los celulares enormes de aquellos días, dio paso a una nueva era de consumo, así como los descubrimientos a nivel global que ocurrieron posterior a los vinilos y cassettes, al hablar de la música, en cuanto a la decoración, el mobiliario, de gran impacto y resistente, los autos en formato clásico cuyo valor se incrementa día con día de acuerdo a las condiciones en las que se mantengan y la moda como protagonista del tema marcaron una metamorfosis fundamental en la vida de las personas.
Con esta vista hacia atrás inspirada en décadas anteriores cuya esencia permanece a pesar de las ligeras modificaciones que sufre con cada generación que la precia por primera vez, el valor emocional, sentimental y monetario se incrementa conforme más pasa el tiempo, y cuya base se sitia en la nostalgia que se desea disfrutar con nueva interpretación, siempre habrá un espacio para el tiempo pasado, convirtiéndose en un fenómeno cultural único que no se puede replicar fácilmente en la era digital y destacando lo artesanal que los productos masivos no pueden ofrecer.
Lo retro ha demostrado una sorprendente capacidad de regeneración, con una funcionalidad estética que resiste las fluctuaciones de la moda, reimaginando tiempos remotos en el presente, una fusión que permite entender la cultura con influencias de diferentes épocas y su objetivo aterriza en la mezcla de generaciones disfrutando lo mismo, para unos nuevo, para otros un flashback repetitivo, y en conjunto una experiencia compartida, que además promueve la sostenibilidad y un significativo componente ecológico que se genera con reciclaje y el reúso de objetos.
Alrededor del mundo hay quienes se proclaman impulsores de este concepto, sin embargo, la aceptación y permanencia es de la gente común y corriente que lo considera como una segunda vuelta de sus vidas, un papel crucial que a ojos de los más jóvenes también lo incorporan como original, lo que motiva a marcas, artistas y creadores a seguir invirtiendo en la producción de objetos y experiencias que apelan al pasado.
Esta tendencia, se ha convertido en un estilo de vida a través del filtro del pasado, su perpetuación radica en que nunca pierde sus atributos dejando una huella profunda en la cultura popular, que tiene como cómplice a la Generación X quien vivió la evolución de la vida en muchos aspectos alrededor del mundo, esa franja de personas que además de ser testigos de una de las transiciones más radicales en la historia, su ímpetu de adaptación dio paso a un fenómeno que una y otra vez se hace presente, o que jamás se ha ido y que nos permite reconectar con nuestras vivencias y experiencias en un mundo que cambia rápidamente, en donde volver al pasado no significa rechazar el presente, sino encontrar un refugio, una inspiración y nuestra identidad, es el eco de quienes fuimos y la esencia de quienes seguimos siendo.
