Cuando sientes que todas las personas te fallan, necesitas hacer introspección y ver si no te estás fallando al esperar todo de todos, porque si es así, llevas un peso que es muy difícil de soltar. 

Recuerda que la única persona que se hace daño es uno mismo y al mismo tiempo te pierdes de cosas tan importantes como convivir contigo y las maravillas que tiene tu entorno. 

Es necesario que te vuelvas más independiente, incluso terminar con cualquier dependencia, pues estas te atan, te hacen esclavo y solo traen culpa de por medio. Si te decides, hay muchas cosas, muchísimas oportunidades que siempre han estado ahí y que tú mismo puedes tomarlas, realizarlas y regalártelas. 

La decepción viene cuando en tu interior nace, crece y va en aumento la insatisfacción. Ocurre por cualquier causa, por no lograr todo lo que habías planeado. Resulta que a mayor edad nos volvemos más inflexibles, exigentes y surge un factor importante que determina cómo afrontas cualquier circunstancia. Con ese autoanálisis profundo te darías cuenta si realmente la gente que te rodea te está fallando o, incluso, si sientes que la vida te debe algo. 

Se trata de activar la inteligencia emocional y que salgas lo menos raspado posible. Si todo el tiempo crees que las personas te están fallando, debes aceptar dos cosas: la primera, nadie le falla a nadie; la segunda, tienes la obligación, el compromiso contigo, de elegir bien a la gente con la que quieres compartir tu vida y eso te convertirá en una persona más asertiva. 

La confianza se gana, recuerda que hay lobos disfrazados de ovejas. Nunca sabes las verdaderas intenciones de los otros para contigo, tampoco generalices, pero solo los hechos pesan más que los argumentos. El tiempo que tengas que convivir con las personas te dará un parteaguas para conocerlas mejor y ellas a ti. 

Volviendo al tema: la felicidad que esperas a través de otros, del amor, familia, amigos, no tendría que ser tu foco de atención. Si eres una buena persona, no aceptarás que la gente te utilice, que la gente esté contigo por interés, comodidad o beneficio personal. Para quererse hay que parecerse, así que asegúrate de con quién vale la pena estar en compañía. 

Mi consejo para vivir en paz con todos consiste en comprender a cada uno según su individualidad, sus circunstancias, porque si bien estás en lo correcto en poner algunas condiciones a fin de entablar cualquier tipo de relación, no vas a pedir, mucho menos a exigir, algo que no estarías dispuesto a dar. 

Por eso también todos merecen tu comprensión, entendimiento, solidaridad. No solo se exige, también se da, es un acto recíproco, porque las relaciones afectivas no son ni serán un negocio. Más bien lo llamaría el dulce intercambio por el cariño entre ambos. 

Esta columna está dirigida a hombres y mujeres que quieren dar un giro a sus relaciones afectivas y que tienen todo el entusiasmo de lograr mejorar su entorno de convivencia. 

No es sano depender o esperar algo de alguien externo a ti para sentirte satisfecho, en calma y paz. Si bien la mayoría tenemos vacíos afectivos, no es la obligación de nadie llenarlos ni la tuya llenar los de los demás. Todos venimos a este mundo con un propósito que es interpersonal e intransferible. 

Mejor enfócate en qué actitudes tomas respecto a lo que consideras justo, a lo que crees acerca del verdadero amor, la verdadera amistad, del compañerismo, para ver si el origen de todas las malas experiencias no eres tú, por esa falta de aceptación y baja autoestima que vive en ti, que quizá no has detectado o simplemente no lo has querido afrontar ni resolver. 

Todo está en ti, tú determinas los límites, la cuestión emocional, ser asertivo, de qué manera preservas tu intimidad. Tienes todo el derecho de decir: no, no quiero, no estoy de acuerdo, no me gusta, no tengo ganas, en verdad no pasa nada. 

Cada vez que sientas que los demás te defraudan, analiza si hay personas tóxicas que necesitas alejar para encontrar personas saludables con tu mismo nivel de energía vibracional. 

Recuerda que todo lo que pidas a los demás necesitas establecerlo desde un equilibrio y una igualdad. Aprende a ser más independiente, a mejorar tus emociones negativas, responsabilizarte de ti. Solo así continúas el crecimiento hacia la mejor versión de ti.

ACLARACIÓN       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo

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