Bienvenidos mis queridos lectores a un número más de esta su columna de confianza. Terminando de ver el flamante partido en el que la selección de la Major League Soccer se midió a su similar de la poderosísima Liga MX me dispuse a escribir mis impresiones, con todo y la sangre caliente y el nacionalismo futbolero herido.

Tras un empate a uno en el tiempo regular, la liga de las barras y las estrellas venció en la tanda de penales al combinado nacional con catastróficos fallos por parte de Erik Lira (ni yo sabía que jugaba en los Pumas), Rogelio Funes Mori y Reyes (el lateral izquierdo recién contratado por el América). Ni la característica marrullería de Nahuel Guzmán pudo salvar el partido.

El tan esperado juego tuvo buen ritmo y cierta verticalidad en ambos bandos, aunque ciertamente todo se derrumbó en la segunda parte tras la catarata de cambios por parte de los dos estrategas. Para mi gusto, el jugador que más lució fue el santista Diego Valdés con tremendos pases tendidos que en más de una ocasión hirieron a la defensa contraria.

Por lo demás el partido ofreció muy poco ante lo promocionado durante tooooda la semana. El reto de habilidades en cuestión de espectáculo distó mucho a los elaborados por la NBA y casi parecía una cáscara entre Atlético Memelas y el Inter de Tlalpan.

¿Es tanta la necesidad que se tiene por hacer caja con el público estadounidense como para ensañarse con la idea de que la MLS y la Liga MX deben ser antagonistas?

Eso sí, perder la tanda de penales me dio un coraje sabroso, porque carajo, si se iba a perder ¿por qué en penales?, nomás me hacen recordar el “ya merito” y para qué les cuento. 

Muy al estilo americano, no podía faltar que la banderita, que los dedos de goma con la marca del patrocinador, que mucho humito, que mucho brillito, pero de futbol poquito poquito.

Concluyendo la queja, este partido debió jugarse sin tantos cambios, porque para hacer entrar a 27 jugadores en 90 minutos se tuvo que convertir el juego en uno de esos moleros que tanto le gusta al tricolor, si se trataba de traer jugadores que representaran a la mayor cantidad posible de equipos de cada liga, por qué llamar a jóvenes que no tienen ni dos torneos consolidados como titulares y lo peor de todo, si la cosa era dar espectáculo, por qué elegir a Juan Reynoso que, aunque campeón, nunca se ha caracterizado por tener un estilo ofensivo.

Es que para todo hay maneras, oigan. 

¡Hasta la próxima!

ACLARACIÓN                                                        
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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