Es inmenso, es un amplio universo el cine de hoy, del presente. Yo, he visto películas toda mi vida. Pero, nunca antes había tenido la sensación de estar ante un infinito mundo repleto de opciones cinematográficas.
Comencé en el ámbito profesional del cine a finales de los años 90. Para ser preciso corría 1997, cuando tuve mis primeros acercamientos en la producción fílmica. Claro que en ese tiempo ya había mucho que ver, mucho que estudiar. No se compara con la oferta que existe en nuestro presente. En México, en ese mismo 1997, se produjeron solamente 6 películas de largometraje.
Era posible ver en cine el cien por ciento de la producción cinematográfica. El término “industria”, no cabía en aquel momento. No podía ser industrial la producción de 6 o 7 películas al año. Hoy, en México, se producen más de 200 películas anualmente.
A finales de los años noventa, no existían los festivales de cine en nuestro país. Lo más cercano a esto, era la Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara, convertida en festival a partir del año 2001. Tuve oportunidad de asistir a ese evento, todavía como Muestra, en el año 1999; regresé 9 años después a presentar mi primera película como director. Fue en la edición del 2008, ya como festival de cine.
El mundo del cine de hoy, es completamente diferente al que conocí en mis inicios en este medio. Me emocionaba encontrar películas lejanas, de cinematografías tan ajenas a mi país. Estas, reafirmaban en mí el deseo de ser parte del mundo de los que hacen películas. Descubrir la existencia de Cintas como “Tito y yo” (1992), dirigida por el yugoslavo Goran Markovic; o, los filmes del británico Peter Greenaway, cimentaban en mí un profundo interés por descubrir otro cine, otras, películas, otras propuestas.
Hoy, la tecnología nos permite tener en un instante la posibilidad de ver películas de cualquier parte del orbe, de cualquier año de producción, de cualquier género. Es maravilloso. Podemos ir de oriente a occidente en un paseo cinematográfico sin salir de casa.
Esa misma emoción que sentía en los inicios de mi carrera, la tengo cuando descubro las películas que llegan al festival de cine que dirijo. Descubrir formas y propuestas cinematográficas provenientes de lugares tan lejanos como Irán o Siria, es maravilloso.
Tener la oportunidad de compartir con millones de espectadores en México y Latinoamérica películas que aportan algo más que entretenimiento, es una de las labores más excitantes que he tenido dentro del mundo del cine. Hoy, el Festival Internacional Cine de América me permite compartir un tanto de lo que yo buscaba como espectador, descubrir otras películas, encontrar otro cine.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
