Las redes, terreno abonado para el cultivo de memes, se dan vuelo con la vacunación de los treintones quesque porque la AstraZeneca los zarandea peor que sus madres por confundir perejil con cilantro. Tal vez por ello prefieren volarse el turno como clase de metodología y al menos en la Ciudad de México hubo muchos asientos vacíos en las naves de aplicación.
Este martes comienzan a vacunar millennials en Hidalgo, donde las filas para recibir el piquete han ido de menos a más, pues mientras personas adultas mayores hasta se quedaron a dormir afuera de los módulos y formaron larguísimas filas (con apoyo de la incipiente y atropellada organización), a los cuarentones hasta había que pedirles de favor que no se les fuera a olvidar ir por su dosis.
Eso sí, no digan a jóvenes (sí, tengo la firme convicción de que los de 40 aún lo son) que reabrirán bares y antros porque ahí sí hacemos fila para esperar mesa. ¿Será por eso que los recientes contagios son de amplia mayoría en personas de entre 20 y 40? Tal vez. Mientras tanto, ahí anida el virus y se propaga con alegre celeridad. De acuerdo con cifras oficiales tan solo en 17 días de julio hubo más casos positivos que los contabilizados en mayo y junio juntos.
Por eso las autoridades andan preocupadas por ver cómo le hacen frente al COVID sin tener que cerrar los negocios, porque además los dueños advirtieron que no están dispuestos a volver a bajar cortinas ya que sería para ellos, los que han sobrevivido, pasaje directo a la quiebra.
Por ahora todo sigue abierto, hasta los bares, aunque nos corren a las ocho. Menos las escuelas. A pesar que Andrés Manuel López Obrador ya advirtió que pase lo que pase habrá clases presenciales en agosto próximo, por este lado del mundo el gobernador Omar Fayad que ya le lleva la contra desde hace un rato, dijo que sería buena idea reflexionar si es muy necesario reabrir escuelas.
El tema es ya harto espinoso. Abrir escuelas sin duda aumentaría notablemente la movilidad por el traslado de niñas, niños, adolescentes, jóvenes, madres, padres, docentes y economía de colegio, desde papelerías (que lo han pasado terriblemente mal) hasta el señor que vende los mangos con chile y chicharrones ahogados en salsa. Por ello se prevé la consecuencia de incremento en contagios.
En contraparte, uno de los argumentos más señalados para reabrir no solo establecimientos comerciales y de servicios, sino también sitios públicos y centros de reunión, es evitar perjuicios mayores a la salud mental de la población que padeció el encierro con ansiedad, estrés, depresión, trastornos del sueño y hasta violencia. Esta preocupación, sin embargo, parece no aplicar con los menores de edad, a quienes bajo pretexto de resguardo sanitario mantenemos todavía en reclusión.
La posterior evaluación del impacto educativo, social y de salud mental causado por mantener a niñas, niños, adolescentes y jóvenes sin clases ni convivencia presenciales podría asustarnos& y mucho.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
