Hola mis queridos lectores, bienvenidos a un número más de esta su columna de confianza. El pasado miércoles la selección mexicana jugó su segundo partido en la Copa Oro, ganando categóricamente 3-0 a al conjunto de Guatemala, y pese a la goleada, los reflectores estuvieron en las gradas del mítico Cotton Bowl.

Como saben, en cuanto a los juegos del conjunto tricolor, la afición siempre se ve divida en dos equipos, el equipo Televisa y el equipo TV Azteca. Si tú eres de los que prefieren ver las transmisiones por TUDN, déjame contarte que te perdiste del meme masivo que se suscitó gracias a los comentaristas de Azteca.

Así es mis queridos amigos, Martinolli, Gracía y compañía lo volvieron a hacer, nos vendieron algo más que un partido de futbol, porque en esa ocasión también fueron testigos y narradores de una historia de amor.

¿No sabes de lo que escribo? Ahí tienes el contexto:

Resulta ser que durante la transmisión de Azteca deportes, la producción se percató de una naciente historia de amor entre las gradas; los protagonistas, un paisano con bigote de hípster y una bella dama, presumiblemente estadounidense, con cara de pocos amigos mirando el partido.

A partir de la primera toma, la genialidad del equipo de comentaristas de la Ajusco comenzó a vendernos un relato que real o no, acompañó el trámite del encuentro, alternado la narración de las jugadas y los goles a los desplantes, gestos y miradas entre nuestros enamorados.

Rápidamente las redes sociales se llenaron de memes, comentarios y opiniones respecto a la pareja, llegando a ser tendencia en Twitter a nivel nacional, reflejando un aumento considerable del raiting por parte de Azteca respecto a su rival vecino.

¿Este drama contado al paralelo del partido fue una estrategia elaborada o una casualidad bien aprovechada por la cadena televisiva? Acá hay muchos puntos que se enfrentan, mientras que muchos aficionados piensan que fue algo orgánico del que se tomó partida, otros más intuyen que el azar no tuvo mucho que ver en esta historia, y se preocupan ante las posibles repercusiones.

¿Es tan malo acaso que nos ofrecieran algo más de entretenimiento durante el partido? Quizá los más puristas podrían considerar negativo este experimento que sin querer queriendo hicieron en Azteca, pero la realidad es que añadieron una capa más de interacción entre televidentes y comentaristas.

La historia “del mexa y la gringa”, como ha sido bautizada por las redes sociales, presentó la oportunidad de llegar a un público más amplio, a entretener las personas que ven un juego por ocasión, por acompañar o porque no les queda de otra. Abrió un camino para que no solo el aficionado al futbol se sintiera atraído con el pasar de los minutos, sino que decidiera permanecer en la señal y con la compañía de Azteca.

Para la pareja implicada, una ola de nuevos seguidores llegó en las redes sociales, y por un momento disfrutarán de la fama efímera que ofrece estas bajo el foco. Si ambas partes son lo suficientemente inteligentes y ambiciosas, seguramente podrían estirar esta historia de amor durante toda la Copa Oro porque, seamos honestos, a todos los mexicanos nos gusta una buena telenovela.

¡Hasta la próxima!

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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