Los mexicanos tenemos una costumbre curiosa, pues nunca reclamamos ni alzamos la voz cuando vemos injusticias en contra de otros, pero cuidado y nos afecten en nuestro entorno familiar o patrimonial, porque entonces tomamos valor y no nos detenemos ante nada.
Es cierto que, en momentos de afectaciones por catástrofes naturales, hemos respondido; basta recordar los terremotos y huracanes que han asolado al territorio nacional, sin embargo, cuando se trata de modificar nuestra conducta, en eso, estamos reprobados.
Quizá por la idiosincrasia que siempre vertimos en nuestras costumbres, películas y canciones, pero en todo momento hicimos crecer el sesgo entre hombres y mujeres, lo que fuimos normalizando, al grado de que, al día de hoy, el incremento de feminicidios, el desamparo económico o las agresiones sexuales, las normalizamos, causando mayor molestia a la sociedad, una manifestación, que la pérdida de miles de vidas al año.
Mucho hemos escrito en este espacio, acerca de los distintos tipos de violencia en contra de las mujeres, y muchos están lejos de entender las diferencias y comprender que se puede catalogar, conforme a la acción ejercida en contra de las mujeres, lo que es o no un delito.
Hace unos días, la propia Secretaría de la Función Pública (gobierno federal), reconoció que, de cada 100 denuncias que inician las mujeres, con motivo de alguna clase de acoso, solo 6 son sancionados.
La cifra es alarmante, pues un raquítico 6% de las acciones de acoso son sancionadas, y más allá de la falta de leyes, estamos ante una realidad que lacera, esto es, la impunidad.
En México, todo lo queremos sancionar con leyes, cuando el problema, más allá de una sanción, se encuentra en la prevención a través de la educación, sea en las instituciones académicas públicas y privadas, como en casa.
Otros, intentando ganar fama pública, utilizan los medios, pero con el defecto de que la ignorancia les gana, y lejos de obtener justicia, solo exponen a la víctima.
Quienes piensan que generando leyes y más leyes o endureciendo las sanciones, van a combatir los delitos e injusticias en contra de las mujeres, están equivocados, pues el problema es sistémico y transversal, esto es, debemos analizar y combatir, todos los factores que inciden directa e indirectamente en la violencia en contra de las mujeres.
De otra manera, seguirán siendo estadística y solo entenderán el dolor, las víctimas y/o sus familiares, y con tristeza, se continuará despedazando el llamado tejido social.
- Fb: Arturo Gb / Arturo Gil Borja
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Hasta la próxima.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
