Estaba sinquehacer en redes sociales cuando me encontré la noticia de que miles de personas buscan la liberación de la influencer YosStop a través de firmar la petición correspondiente en la plataforma Change.org (lo cual siempre me ha parecido tan inútil como las amenazas de Anonymous México). Sus defensores argumentan que la joven estrella de internet no es ninguna criminal y se encuentra encarcelada por el mero y único acto de emitir su opinión.

El mismo argumento fue utilizado por la defensa legal de la acusada, pues indicaron que lo hecho por la youtuber fue “un ejercicio de libertad de expresión”, por lo que buscaron desestimar las acusaciones de pornografía infantil, lo cual no fructificó ya que este lunes fue vinculada a proceso por la modalidad de “descripción” de dicho delito y por ahora permanecerá en el penal de Santa Martha Acatitla por la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa. 

Este caso podría convertirse, o es ya, en necesario referente sobre la responsabilidad que tienen las personas que difunden mensajes con sus “opiniones” por medio de redes sociales, incluidas aquellas que tienen un amplio alcance por el número de seguidores y suscriptores que tienen en sus diversos canales y plataformas. 

Dentro de la discusión mediática se habla de la necesidad de comprender y establecer límites a la llamada “libertad de expresión”, así como para lo que se hace desde el fenómeno de los influencers, un modelo que no hará sino crecer en los próximos años.

Lo primero que debe ser entendido y tomado en cuenta durante el uso de redes sociales es que existen prácticas que son DELICTIVAS. Entre el revuelo mediático que ha generado este caso se distingue la falta de conocimiento de lo que es un delito y las conductas que pueden ser señaladas como tal. Si bien la joven no reprodujo visualmente el video donde se aprecia un abuso sexual, sí hizo una descripción de lo que ocurre en él, lo que entra en lo considerado como ilícito, incluso si no conservó el material en su teléfono, lo cual también fue parte de los señalamientos de la parte acusadora.

La revictimización es otra conducta en la que incurrió YosStop al hablar en uno de sus videos en YouTube sobre el caso de la ahora denunciante. Para este particular debe caber un filtro de carácter ético para las personas que difunden sus opiniones en redes sociales sin tomar en consideración el perjuicio que causan a víctimas de delitos.

Por ahora YosStop continuará probablemente varios meses en prisión porque el delito de pornografía infantil contempla prisión mientras se lleva a cabo la investigación correspondiente. El delito de pornografía infantil es grave y aunque la influencer lo haya cometido (en caso que así determinen autoridades) bajo desconocimiento o sin intención lasciva, no puede permitirse ningún tipo de excepción que establezca un precedente para futuros incidentes. Para lo que sí hay que establecer precedentes, es para evitar que la llamada “libertad de expresión” sea un pretexto para cometer ilícitos y perjudicar más a las víctimas.

ACLARACIÓN                                                   
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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