A pesar de días nublados, las calles estaban inundadas de arcoíris, la noche no había llegado y había brillo por todos lados, no se había convocado formalmente a marchar y la gente salió, a pesar de no haber carros alegóricos, sin necesidad de un show de clausura, sólo por la necesidad de ser visibles y recordar que la diversidad sexual y de género existe.

Cada año, la marcha de la Ciudad de México es la más grande del país y este año siguió siéndolo, aproximadamente 30 mil personas salieron a marchar por Reforma, lo diferente fue que por segunda vez se había organizado una marcha virtual, en la que a través de presentaciones musicales y entrevistas con activistas, personalidades LGBT y personas aliadas.

La marcha virtual se hizo ante la necesidad de no dejar pasar desapercibida la fecha, ya que por las condiciones de la pandemia que se vive actualmente, no estaba permitido hacer eventos masivos hace un año, hasta antes de las elecciones las condiciones seguían sin ser las favorables y se organizó una segunda edición, sin embargo, debido al cambio en el semáforo epidemiológico previo a las votaciones, simpatizantes de marchar en el día del Orgullo empezaron a asumir que se podía salir a las calles como era costumbre y de manera autónoma se organizaron para mostrar los colores el 26 de junio.

No salió ningún cartel, no se pactó ninguna hora o a diferencia de años pasados, no se hizo una difusión notoria, a pesar de ello, 30 mil personas ondearon banderas, escribieron consignas en carteles, gritaron exigencias y mostraron una vez más que las personas LGBT+ existen y cada vez menos de ellas están en el oscuro closet a los que llega a confinarles las ideas machistas, misóginas y sexistas de la sociedad.

En la CDMX hubo dos marchas al mismo tiempo, la virtual y la de a pie pero, los estados no se quedaron atrás, en las capitales y en municipios de diferentes lugares, desde el norte hasta el sur se colorearon por las marchas que se organizaron. En Monterrey hubo una gran participación, a pesar de ser una ciudad conservadora, era impresionante ver la cantidad de gente que asistió, en otros años sólo ocupaban un carril, en esta ocasión abarcaban la calle completa y la plaza cívica no dejaba de lucir multicolor. Lo mismo en Tijuana, Mazatlán; incluso en Dolores Hidalgo y León hubo pequeños actos de celebración y de activismo, siendo estos dos, lugares de poca apertura al tema.

En Hidalgo hubo diferentes actividades, en Pachuca no hubo marcha pues ya se había realizado a finales de mayo. Por otro lado, en Tula de Allende sí marcharon e inauguraron una exposición fotográfica y de carteles en el jardín principal, con dichas actividades dieron cierre a las actividades de la semana que había organizado el Comité LGBT Tula. En dicha marcha contaron con la participación del presidente municipal, lo que es relevante, porque normalmente las autoridades se limitan a extender los permisos para las actividades públicas. Con ello no quiere decir que el trabajo del edil está cumplido con esta población, todos los gobernantes deben velar porque los derechos de todas las personas sean respetados y garantizar su derecho a vivir con libertad y respeto.

Se puede decir que este año se vivió el Orgullo con intensidad y casi en todos lados, algunos en la calle, otros desde sus casas, pero se notó como más gente ha decidido dejar las apariencias a un lado y apoyar, dejar atrás el miedo y ser libre, entendiendo que su dignidad y su respeto no depende de su identidad o expresión de género, ni su orientación sexual. La fiesta fue un rato, la lucha sigue y el activismo no parará, porque aunque las calles volvieron a lucir grises como el cemente, las personas siempre brillarán.

 

ACLARACIÓN                                                    
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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