Cuando el secretario de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH) Mauricio Delmar Saavedra argumentó en el mes de octubre del año 2019:
Mi renuncia está puesta en la mesa desde el primer día, porque por eso mi puesto es de confianza, soy un secretario, un servidor directo del gobernador y mi comisión es esa, trabajar en la Secretaría de Seguridad Pública, entonces si con eso se solucionará el problema yo sería el primero que la pondría en la mesa”.
La ciudadanía espero que se cumpliera la sentencia, sin embargo lejos de hacer efectiva dicha renuncia, el secretario de seguridad continúa en su puesto. Cabe hacer mención que lejos de fantocherías y habladurías sin sentido los hidalguenses preferimos soluciones rápidas y certeras que no bastan con argumentar una renuncia sino por el contrario trabajar en recuperar la paz y estabilidad no solo para la capital hidalguense sino para el estado de Hidalgo en general.
¿Por qué recordar éstas palabras del secretario de seguridad? Pues bien, en días pasados aconteció un enfrentamiento en la capital del estado, Pachuca, Hgo., entre campesinos de Xuchitlán y elementos antimotines de la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH), los efectivos a cargo de Mauricio Delmar recibieron la orden de hacer uso excesivo de la fuerza, los policías dispararon bombas de gas pimienta a unos cuantos metros de los manifestantes, claramente se vio a un policía disparar al menos 04 proyectiles con gas pimienta. El primero de ellos impactó en la cabeza de un joven de 25 años, lo cual le hizo desvanecerse en el acto y a pesar de haberlo herido todavía le apuntó otros tres más aunque estos no dieron en el blanco derivado de una persona que pedía un alto al fuego, misma que tenía un escudo táctico que había tomado de la misma policía, amortiguando así los últimos 03 proyectiles.
El joven que yacía en el suelo con un ojo desorbitado por el impacto del disparo del proyectil de gas pimienta rápidamente comenzó a desangrarse en un claro resultado proveniente de la fractura craneoencefálica expuesta.
Con todo y ello, fueron lanzadas otras dos bombas desde otro ángulo, dirigidas donde el cuerpo permanecía inerte; posteriormente fue encapsulado, quedando allí durante varios minutos hasta que una ambulancia tuvo que trasladarlo hacia el Hospital General.
Cuando los manifestantes comenzaron a dispersarse, se observa al menos a dos elementos policiacos cometiendo otro abuso de fuerza.
Uno de ellos castiga con tolete a una persona que se encontraba en el suelo, incluso tomándolo al revés para usar el mango como un martillo, para luego buscar a otra víctima, en tanto otro policía aprovecha que hay una persona en el suelo para atacarla a patadas, tras lo que continuó con su ruta para agredir a otra persona golpeándola en la nuca.
Todavía hubo otro elemento policíaco que viendo a un manifestante desfallecido, se acerca a patearlo en la cabeza (la parte del cuerpo donde le brotaba más sangre); al no notar movimiento alguno, opta por alejarse del lugar, a lo que otro de sus compañeros, notando que podría estar muerto, hace un llamado para acordonar con elementos la zona hasta que llegara la ambulancia.
Minutos después del enfrentamiento y tras realizar varias detenciones abusando de su autoridad, los camiones donde se transportaron los manifestantes fueron retirados con grúa para así impedirles su regreso.
Ya después de haber terminado el enfrentamiento, la Secretaría de Seguridad Pública (SSPH) comunicó que sus efectivos respondieron con toletes y gases pimienta ante las agresiones “verbales” y físicas sufridas por los elementos.
Sin duda la violencia acontecida no es el medio adecuado para realizar una petición ya que los manifestantes inicialmente agredieron a los policías, pero tampoco es justificación para que los guardianes del orden actuaran como verdaderos simios, orangutanes sin un análisis pertinente de la situación que desembocó en una tragedia.
En vísperas de elecciones cabría hacer un cuestionamiento a las autoridades del Estado de Hidalgo e increparles ¿qué estaban pensando al enviar toda la fuerza pública contra estos manifestantes?, ¿acaso no visualizan las consecuencias de lo que acontecería?, ¿en verdad son tan carentes de sentido común como para no entender que este acto puede trascender cuando la ciudadanía acuda a las urnas a votar?
Seguro seguirán más interrogantes que no quedarán del todo esclarecidas, por lo pronto los hidalguenses esperamos que Mauricio Delmar cumpla con su palabra tal como lo argumentó aquel 2019, que se responsabilice de sus actos al estar al frente de la secretaría de seguridad pública de Hidalgo (SSPH)
¿Tú lo crees?… Yo también.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
