Esta semana, los ojos y oídos de la opinión pública se han puesto en Ceuta, ciudad autónoma española, ubicada en el norte África, a las orillas del Mediterráneo. Los reportes noticiosos reportaban a miles de migrantes marroquíes irrumpiendo en el enclave español. La imagen más estruendosa, fue la de un rescatista de la Guardia Civil española, salvando de las aguas mediterráneas a un bebé.
La imagen del rescatista, de nombre Juan Francisco Valles, quedará para la posteridad. Es una fotografía impactante. Detrás de esa estampa existe un entramado difícil de desmembrar, en la que intervienen los gobiernos de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), de Marruecos y de España.
Los miles de marroquíes que desesperadamente arribaron a Ceuta, lo hicieron inducidos por su propio gobierno. Esto, parece a simple vista un chantaje político de Marruecos hacia el gobierno de España. En días pasados, el presidente de la RASD, Brahim Ghali, fue admitido, con intervención del gobierno español, en un hospital de Logroño (España), para ser atendido, aparentemente por COVID y algunas otras afecciones. Esto, fue tomado como una ofensa por Marruecos.
La RASD, anteriormente conocida como Sahara Occidental, fue, hasta 1976, una colonia española. A partir de ese momento, Marruecos y Mauritania, reclamaron ese territorio como propio. Mauritania cedió en 1979, pero el Reino Marroquí, no; adueñándose de la mitad del territorio original de Sahara Occidental, mediante la ocupación militar.
En el 2006, tuve la oportunidad de viajar hasta ese punto del planeta y rodar una película documental, titulada “Cerca del olvido”. Se estrenó en el 2008. A 15 años de haber realizado esta película, su tema continua vigente. Nada ha cambiado, desde que estuve en el Sahara. Esa cruel historia de colonialismo e imperialismo, solo se alarga.
“Cerca del olvido”, narra la vida diaria de los habitantes de un refugio donde habitan miles de ciudadanos provenientes del antiguo Sahara Occidental, quienes escaparon de los horrores de la guerra. La película se cuenta a través de la voz y mirada de cinco niños que nos muestran su despiadada realidad
Cuando rodé la película, estuve en el territorio argelino de Tinduf, ubicado en la parte más agreste del Sahara. A lo largo y ancho de ese territorio, se encuentran campos de refugiados para la población de la República Árabe Saharui. Ahí, desde 1976 se vive una crisis humanitaria, política y diplomática.
El problema del Sahara Occidental, no es menor al que se desarrolla en Palestina. La parte de la población de un país vive en el exilio, la otra parte, vive encerrada detrás de un muro.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
