Bienvenidos mis queridos a esta su columna de confianza. En el pasado número desarrollé a grandes rasgos la llamada escuela alemana, desde su modo de juego hasta sus principales exponentes; en esta ocasión les escriño sobre quien lo inició todo, el alemán Ralf Rangnick.
La gegenpressing y la nueva escuela alemana
En 1983, cuando Rangnick exploraba en la sexta división alemana el rol de jugador/entrenador con el FC Viktoria Backnang, la mayor epifanía de su vida se haría presente.
El Dinamo de Kiev había llegado a Stuttgart como parte de su pretemporada y necesitaban un rival a modo contra quien jugar, encontrando en el modesto equipo alemán al rival perfecto. En aquella época quien comandaba el banquillo de los ucranianos era Valeriy Lobanovski, legendario entrenador ucraniano que durante toda su carrera levantó 33 títulos entre clubs y selecciones y que se caracterizó por priorizar el orden táctico, la disciplina, la condición física y una adecuada dieta entre sus jugadores.
Desde los primeros minutos de aquél encuentro Rangnick se dio cuenta que enfrentaban a un rival distinto. Durante un saque de banda, el alemán tuvo que contar cuántos jugadores del equipo contrario había en el campo, porque para él excedían a los once permitidos por la manera en la que presionaban.
Recordando el partido, Ralf comentó en una entrevista para el portal The Voice Coach:
Yo ya había jugado contra equipos de primer nivel siempre saliendo derrotados, por supuesto pero esos equipos por lo menos nos habían dado algún respiro. El Dinamo de Kiev fue el primer rival que presionaba de forma sistemática. Esa fue mi epifanía futbolística. Comprendí que existía una forma distinta de jugar.
Tras aquél encuentro con los ucranianos, Ralf Rangnick forjaría una brillante carrera como gestor deportivo. Su primera experiencia como técnico dentro de la primera división alemana fue con el Stuttgart en 1999, en 2001 tomó las riendas del Hannover 96 a quien logró ascender para la temporada 2002-2003, acabando con 13 años en los que el club no había podido lograr acceder a la máxima categoría.
En el 2004 le ofrecieron dirigir al Schalke 04 logrando una final de copa. En el 2006 Ralf tendría que retroceder un par de escalones para coger impulso, tomó la decisión de dirigir al TSG 1899 Hoffenheim en la tercera división alemana, ese mismo año lograría el ascenso a segunda y para la temporada 2008-2009 estaría en la primera liga alemana donde se mantendría líder toda la primera mitad.
El tener a un equipo que hasta hace poco estaba en tercera como líder durante tanto tiempo (aunque al final no lograse colarse a puestos europeos) le dio la credibilidad y prestigio como gestor que se quedarían con él hasta la fecha. En el TSG estuvo hasta el 2011. En marzo de ese mismo año regresaría al Schalke donde ganaría una copa alemana y conseguiría entrar a las semifinales de Champions.
El éxito empieza con C
Fue en 2012 cuando la marca austriaca de bebidas energéticas Red Bull tocó la puerta de Ralf Rangnick para ofrécele ser el director deportivo de dos equipos hermanos, el Red Bull Salzburg austríaco y el recién creado RB Leipzig de las divisiones inferiores alemanas.
En Austria el Salzburg venía de ser campeón, mientras que el hermano alemán estaba en la cuarta división, por lo que ambos proyectos parecían demasiado distintos para que un hombre les diera éxito con una misma metodología. Sin embargo, Ralf tenía claro el camino a recorrer.
En una entrevista proporcionada al portal The Voice, el técnico bávaro explica que para consolidar ambos proyectos debía de concentrarse en desarrollar tres pilares a los que llamaría “las tres C”. Concepto, capacitación y capital.
Para implementar el concepto es indispensable concebir una idea de juego, que para ese entonces Rangnick había desarrollado con la “gegenpressing” o “presión tras pérdida” tan característica de la nueva escuela alemana. Para jugar de ese modo era crucial tener a los jugadores adecuados, éstos debían ser jóvenes y con un despliegue físico importante, por lo que tras llegar a la dirección deportiva de Red Bull la primera tarea fue renovar ambas plantillas debido a que el promedio de edad era de casi 30 años.
Cada mercado de pases el objetivo era claro, darles salida a jugadores veteranos, fichar jóvenes con capacidades que se adecuaran al concepto, que pudieran pulirse y que en algunos años fueran lo suficientemente atractivos para venderles en más de 10 millones de euros.
Fue así como llegaron figuras como Kevin Kampl, Sadio Mané, Naby Keita o Timo Werner.
Ralf sabía que era importante invertir no solo en jugadores, pues igual de importante era el segundo pilar, la capacitación. El material humano fuera del campo se volvió prioridad, contratando a ojeadores, reclutadores, preparadores físicos, analistas tácticos y de datos, directores técnicos y nutricionistas que ayudaran a desarrollar el tipo de juego que pretendía.
Por último, la tercera “C” es de “capital” o inversión económica, indispensable si se quiere desarrollar un proyecto de esta magnitud. Cada pilar no sirve sin el otro, y solo desarrollando estos tres se puede lograr el éxito la sostenibilidad y el éxito deportivo y económico,
Los resultados fueron claros. El Red Bull Salzburg ha dominado la liga austriaca en los últimos años, reclutando jugadores con potencial top como Erling Braut Haaland mientras que el RB Leipzig ascendió en años consecutivos hasta que en 2016 llegó a la Bundesliga donde ha peleado por puestos europeos, además de la semifinal alcanzada hace unos años en la Champions League.
Su legado
Hoy en día Ralf Rangnick se dedica a llevar la gestión deportiva de Red Bull en Estados Unidos, aunque aún tiene cierta injerencia en los equipos a los que les dio éxito. Su metodología se ha vuelto famosa por todo el mundo, equipos como Liverpool o Bayern han buscado aplicarla en sus contextos y teniendo grandes resultados.
Tras su estela ha inspirado a por lo menos 7 técnicos que hoy son considerados de primera línea como es el caso de Klopp, Tuchel, Hansi Flick, Hasenhuttl, Rose, Kovac o Nagelsman; sin mencionar a las decenas de jugadores que ha lanzado a la élite y con los que ha hecho ganar millones a Red Bull en ventas.
Por último, creo que Rangnick es el culpable de imponer las características que los futbolistas considerados top mundial deberían tener, tan solo piensen en Mbappé, Van Dijk, Halland o Casemiro.
¿Ustedes creen que se la ha dado el crédito suficiente a este entrenador alemán por toda su contribución al futbol moderno?
¡Hasta la próxima!
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
