En la actualidad, quererse a sí mismo puede generar cierta presión social, porque en ocasiones, si te quieres, si reconoces tus logros y esfuerzos, piensan que eres arrogante o soberbio. Además, cuando ocurre el polo opuesto, cuando dices algo negativo sobre tu persona o te quejas de ti mismo, te tiran de loco: “¡Ay, no exageres!”, o de plano les incomodas porque piensan que sufres demasiado.

En mi opinión, debes estar seguro de quién eres. Si alguien te reconoce algún mérito, muy bien, pero si no lo hacen, no importa, porque tú sabes quién eres. Por otro lado, si siempre tienes un mal concepto de ti mismo, trata de no manifestarlo a todas las personas, solo a quien consideres de confianza, porque como dice el dicho: “No le cuentes tus penas a los buitres, porque suelen abalanzarse en los animales heridos”, entonces usa tu criterio; sé modesto, pero no exageres.

Sobre este tema, me cuestioné: ¿cómo rescatar el amor hacia uno mismo?, si estamos regidos por conceptos de diferentes núcleos sociales que nos dictan cómo actuar. Por ejemplo, el aprendizaje que hemos tenido en lo familiar, en lo escolar, en círculos amistosos, en lo laboral, etc.

Muchas ideas con las que crecimos nos han llevado un poco a subestimarnos. Desde niños somos acostumbrados a premio y castigo, un ejemplo: si eres bueno en la escuela, muchas veces no recibes palabras motivadoras como: “Me alegra, hijo, porque eres muy capaz o inteligente”; por el contrario, es bien conocida la famosa frase: “Pues estudiar es tu única obligación”, cuando tienes buenas calificaciones.

¡Quizás sí!, de niños se espera que estemos enfocados en el estudio, pero poner o establecer límites desde que somos pequeños, que es la base de la educación en casa, no debe excluir una parte muy importante, que es educar con amor.

Amarse significa valorarse, darte cuenta de quién eres y ser honesto contigo. Quiérete tal cual eres, ya que a partir de este momento encontrarás tu punto de partida hacia lo que puedes modificar y lo que no. Aquello que no puedes cambiar debes aceptarlo, amarlo y entenderlo como un factor que tu mente potencializa y que en muchas ocasiones los demás ni siquiera notan.

Varias veces podemos sentir o pensar que cualquier defecto o contratiempo es el fin del mundo, y al darle importancia lo único que terminamos por hacer es que la gente lo note porque tratamos tanto de esconderlo, que solo nos dejamos más expuestos. En algún momento pensé que no me gustaban mis piernas, pero el amor propio me llevó a concluir: no me gustan, pero me son funcionales, me permiten moverme y trasladarme.

Debemos ver las cosas mucho más allá de la vanidad, valorar cuando tenemos salud. Es muy común tener excesos cuando somos jóvenes; no somos conscientes de que la juventud nos permite sobrellevar los abusos solo por el momento, pero después los años pasarán la factura. Quererse a uno mismo implica que cuides tu salud ahora para que en años posteriores tengas una excelente calidad de vida.

Recuerda que fuimos creados únicos e irrepetibles, por lo tanto, todos contamos con la oportunidad de amarnos y conducirnos hacia un crecimiento integral. Aprende a reconocer tus virtudes y fortalezas sin pena. A la mayoría les resulta difícil encontrar cosas buenas de sí mismos, pero ¡sí las tienen!

Un día, con un grupo de chicos, hacía un ejercicio en el que todos debían escribir sus virtudes y defectos. Todos sacaron una inmensa lista de defectos y muy pocas virtudes, así que al platicar con cada uno de manera personal, encontramos muchas más cualidades.

Solo que a veces nos hacemos menos o creemos que ciertos aspectos no son una virtud, por lo que nos enseñaron a través de los años. Trata de preguntar a alguien cercano a ti cuáles son sus tres virtudes principales. Al mismo tiempo, piensa en las que reconoces en esa persona y juntos verán que siempre nos ponemos solos el pie.

Otras de las grandes fortalezas que nos brinda querernos a nosotros mismos son:
 

  • Tenernos respeto y evitar acciones que lastimen nuestra dignidad, para no tener después sentimientos de culpa.
  • El amor propio nos ayuda a cuidar la salud integral, es decir física, mental, espiritual y emocional.
  • Nos permite ser asertivos. Aprendemos a ignorar personas o acontecimientos que son tóxicos en nuestras vidas.
  • Nos ayuda a sopesar las dificultades en el mundo que cada día es más duro y difícil.

Reconoce lo que vales sin que sientas miedo a ser juzgado. Tenemos que encontrar el punto de equilibrio entre amarse y caer en lo opuesto, egolatría, vanidad o ser narcisista.

Las personas que no se aman lo suficiente suelen ser negativas, se atacan constantemente, no piden ayuda por orgullo, soberbia, experimentan los sentimientos más nocivos, se autocompadecen, se juzgan, se castigan, no son objetivos con ellos mismos, creen que entre más se castiguen podrán conseguir lo que buscan, no son capaces de sobrellevar sus emociones y la pasan mal todo el tiempo.

Te invito a que uses tu criterio para potencializar lo que eres, recuerda que lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia. Así que atiéndete, procúrate, ten la capacidad de estar abierto al aprendizaje para que cada día logres adquirir o ver algo nuevo en ti y te conviertas en la mejor versión de ti mismo.

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *