Al escuchar las detonaciones de arma de fuego, los vecinos del fraccionamiento Haciendas de Tizayuca, privada Hacienda Maravatio, pensaron en personas que detonaban cohetones en la noche del lunes 15 de marzo.
Luego de ver la camioneta con la leyenda de Semefo, el cuerpo cubierto por un plástico azul y las marcas que señalaban los casquillos percutidos, supieron que había sucedido una ejecución más en Tizayuca.
Incluso, unas horas antes, en la mañana del lunes, la autoridad municipal alertó sobre focos rojos de violencia intrafamiliar y desintegración social en los fraccionamientos Haciendas de Tizayuca y Rancho Don Antonio.
En esta última localidad, Nicole Santos Palafox, niña de 7 años de edad, desapareció el 2 de marzo cuando jugaba fuera de su casa y su cuerpo sin vida fue encontrado el martes 9 en Tepojaco, en medio de la atención estatal y nacional que despertó su búsqueda.
El asesinato en el fraccionamiento Haciendas de Tizayuca ocurrió cerca de privada La Lira, donde una riña en una fiesta provocó tres muertos y cuatro lesionados en la madrugada del domingo 31 de mayo de 2020.
Un supuesto desarrollo económico llegó a Tizayuca disfrazado en forma de violencia, que invade sus calles y atemoriza a sus familias.
Desarrollo que llenó al municipio de fraccionamientos, sin agua potable algunos, con casas abandonadas otros. Lugar de paso. Ciudad dormitorio. Tan cerca y muy lejos de aquel ideal de progreso para todos sus habitantes.
No es un problema reciente que pudiera achacarse al actual gobierno municipal emanado de Morena, sino que tiene sus orígenes desde hace varios años, concretamente en la administración que encabezó el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Y prueba de ello es el multihomicidio de 11 personas, entre ellas menores de edad, ocurrido el 13 de julio de 2017 en fraccionamiento Villa Milagros, Tizayuca, en una fiesta infantil.
En Tizayuca la violencia es cíclica, regresa cuando uno menos la espera, si es que algún día se marchó del municipio. Permanece, deja sentir sus efectos en baja intensidad, y vuelve con mayor fuerza.
De cualquier forma, los ciudadanos de Tizayuca enfrentan una doble condena: vivir a unos pasos del Estado de México y a la vez muy próximos a Pachuca.
En la noche del lunes 15 de marzo, los vecinos del fraccionamiento Haciendas de Tizayuca, privada Hacienda Maravatio, vieron alejarse a los policías municipales, regresaron a sus casas, cerraron sus puertas.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
