Miramos  recordando lo que fue, nuestras épocas de gloria y momentos felices, asumimos que la gente nos aprecia por aquello en lo que sobresalimos por esa portada que nos compramos de lo que éramos, las etiquetas que nos pusimos como uniforme diario, medimos nuestro valor a partir de lo externo, no solo de personas , también de objetos y modas, siempre pasa que perdemos el valor real que tenemos, lo mejor de uno mismo, la esencia, aquello que clasificamos como vulnerable, nos quedamos atrás,  en lo que fue, en nuestra infancia y juventud.

El tiempo sigue su paso, más rápido de lo que se desea, las generaciones cambian, los pensamientos y las ideas evolucionan, nos hemos vuelto más prácticos, un poco menos enganchados, y algo ausentes, nos conflictuamos menos, no todos  solo en algunas esferas, pero no por haber analizado lo incoherente de nuestros actos, más bien por flojera y apatía, somos humanos hojas en blanco, nos enseñan a actuar a sentir y pensar, y somos nosotros mismos quienes por imitación nos vamos haciendo nuestros manuales, de aquello que admiramos, aspiramos o incluso envidiamos.

Es fácil perderse, congelarse o quedarse esperando a que se cumplan las expectativas, aquellas que no llegan, que no aparecen, los tiempos cambian y quienes se quedan atrás hacen hasta lo imposible por recrear las circunstancias una y otra vez, de ese momento, de aquella época, de esa vida, su día a dia se convierte en una eterna película infantil, la que no da miedo, ni produce incertidumbre, la que han repetido tantas veces que conocen el final de memoria, y de pronto un día despiertan y la vejez ha llegado, quien los rodeaba  ha hecho su vida, cada uno viendo por su interés, sus familias, sus trabajos, su mundo a cambiado.

Todos lo hacemos en mayor o menor medida, algunos se quedaron en la música, en la comida, en la forma de diversión, en lo que beben o incluso en sus preferencias de compra, se vuelven leales a marcas y productos, a amigos inexistentes y pensamientos retrogradas, y se vacían, cada vez más, huyendo por completo de la realidad se refugian en un vicio o adicción aquello que les permita ver la realidad que desean, pero la verdad es que la vida es un cúmulo de experiencias que no debemos perdernos.
 

 

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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