Bienvenidos mis queridos lectores a un número más de esta su columna de confianza. Esta semana terminaron por disputarse los partidos de ida de los octavos de final de la Champions Legue, donde los resultados sorprendieron a más de uno porque, aunque ganaron los equipos que eran favoritos, la diferencia de goles resultó en lo general superior a lo esperado y especialmente negativa para los equipos españoles.
Entre las goleadas que recibieron el Barcelona y el Sevilla, el planteamiento ratonero del Atlético de Madrid y la mínima ventaja que se llevó el cuadro merengue de su visita al Atalanta me pregunto: ¿es el fin del dominio español en el futbol europeo?
El inicio de la grandeza
Tras la llegada de Guardiola en 2008 para hacerse cargo del banquillo técnico del FC Barcelona, el futbol mundial dio un giro radical en su forma de ver el juego. Pep instauró toda una escuela donde la posesión del balón era el eje central para el buen juego y la fortuna lo acompañó en su idea al tener dentro de su plantilla a Xavi Hernández y Andrés Iniesta, los dos centrocampistas más importantes de la última década.
En cuatro años dirigiendo al club blaugrana, Guardiola ganó más de 20 títulos, logró el inédito sextete (este año el Bayern fue el segundo equipo en conseguirlo), posicionó al jugador bajito y técnicamente dotado como uno de los principales objetivos de mercado para muchos equipos e influenció directamente en el juego de la selección española ganadora de dos Euro Copas y un Mundial. La moda era tener el balón y circularlo con criterio.
Como todo, cuando un modelo de éxito nace, pronto la competencia se fija en formas de neutralizarlo. Fue así que en 2010 Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, contrató a José Mourinho como entrenador del equipo merengue, dando inicio a la rivalidad más mediática y apasionante entre dos entrenadores.
El balón de dividió en dos. En una mitad estaban los equipos que priorizaban la posesión y el juego estético y en otra aquellos que valoraban por encima de todo el orden táctico defensivo y el cero en el marcador.
Del 2009 al 2018 el futbol español acaparó todos los reflectores del futbol global gracias al mejor Barcelona de la historia, la histórica liga de los 100 puntos que ganó Mourinho, el Athletic de Bilbao de Marcelo Bielsa que llegó a una final de Europa League y a otra de la Copa del Rey en el 2012, el entrañable Málaga de Pellegrini que se clasificó a Champions por primera vez en su historia con jugadores como Ruud van Nistelrooy, Jerémy Toulalan, Isco o Santi Cazorla, el nacimiento del Atlético de Madrid del Cholo que llegó a dos finales de Champions (que perdería contra el Real Madrid), el Sevilla amo y señor de la Europa League y el logro más reciente, las tres Champions ganas de forma consecutiva (2016,2017 y 2018) por el Real Madrid de Zinedine Zidane.
¿El fin del dominio?
No es de extrañarse que hoy más de uno se pregunte por qué no están compitiendo los equipos españoles como antaño, y los factores son tan variados como interesantes.
Primero empecemos por el factor económico: la pandemia golpeó con fuerza las arcas de todos los clubes, dejando a la vista las múltiples costuras de los grandes equipos españoles. En el caso del Barcelona quedó en evidencia la terrible gestión económica del entonces presidente José María Bartomeu, quien dejó al club blaugrana con una deuda de más de mil millones de euros, provocada principalmente por la constante adquisición de créditos, la alta masa salarial (que cada año se lleva el 76% del presupuesto total del club) y los pésimos fichajes con contratos millonarios que se dieron tras la salida de Neymar Jr.
En un caso similar, el Real Madrid ha sido víctima de sus propias ambiciones. Tras su llegada en 2009, Florentino Pérez comenzó con la construcción de los famosos “Galácticos 2.0”, siendo su principal estandarte Cristiano Ronaldo, que en aquél entonces ya manejaba un mega contrato. Las cosas iban más o menos bien hasta que ficharon a Gareth Bale, pues en el contrato del galés se negoció que éste ganara de 15 a 17 millones de euros netos anualmente. Todos sabemos que su paso por la entidad blanca no salió especialmente bien.
Florentino se dio cuenta que necesitaba bajar la masa salarial para no terminar con una deuda insalvable, por lo que en 2018 consumó la venta de Cristiano Ronaldo (que en ese entonces ganaba 21 millones brutos anuales) a la Juventus de Turín por cerca de 100 millones de euros. Poco antes de la partida del astro portugués, el Madrid ya venía trabajando una política de fichajes donde comprar jóvenes promesas era prioridad.
Todo parecía ir bien con el plan de Florentino; tras la salida de CR7 se fichó a Hazard y Luka Jovic quienes lucían apuestas sólidas de cara al futuro y bueno, todos sabemos cómo terminó eso.
La contratación de estos jugadores me da pie al siguiente factor: la calidad de las plantillas. A nadie se le escapa que el paupérrimo rendimiento de los equipos españoles también pasa por un tema de calidad, muestra de ello son las alineaciones de los equipos que jugaron los octavos de la Champions League.
En el Barcelona el promedio de edad supera los 80 años, Messi se dedica a trotar, Busquets saca el bofe cuando no pasan ni 60 minutos de partido y lamentablemente a Piqué ya no le alcanza el nivel para rendir en la defensa que parece inservible tras la alarmante baja de juego de Clement Lenglet y Samuel Umtiti.
Los merengues confiaron en que Hazard iba a ser la nueva estrella, pero resultó ser el estrellado porque de la sala de enfermería no sale. El Sevilla tiene un buen equipo, aunque no tiene jugadores de peso y ni si quiera la llegada del “Papu” Gómez parece que los ayudará a dar un salto de calidad porque hoy por hoy la Champions les queda muy grande.
El único que se pensaba podría dar la cara por el futbol español esta temporada era el Atlético de Madrid pero con su actuación ante el Chelsea e Champions tampoco se ve probable que logren una digna representación.
El aspecto táctico también ha sido un factor importante pues mientras que en la Premier League se encuentran técnicos del calibre de Jurgen Kloop, Pep Guardiola, Carlo Anchelotti, Marcelo Bielsa, José Mourinho o Tomas Tuchel, la apuesta de La Liga es traer técnicos sudamericanos como el “chacho” Coudet.
Por último, hay que señalar que cuando los grandes sufren problemas económicos, la clase media y baja la pasan peor. Muestra de ello son los presupuestos que se manejan en la liga española que el verano pasado tuvieron equipos como el Valladolid que gastó menos de 15 millones en fichajes, cantidad que contrasta con los cerca de 100 millones que invirtió el recién ascendido Leeds United de la liga inglesa.
¿Y ustedes qué opinan? ¿Es el fin del dominio español?
¡Hasta la próxima!
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
