El día de ayer se jugó la final del Mundial de Clubes entre los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Bayern de Múnich, donde los bávaros ganaron por uno a cero con gol que debió ser anulado tras venir de una flagrante mano del delantero polaco Robert Lewandoski.

Que nadie se confunda, los felinos fueron abrumadoramente superados por el cuadro alemán y si no hubiera sido con ese gol, habría entrado otro. En ofensiva los universitarios solo lograron disparar tres veces al arco, pero en defensiva fueron sólidos como pocos, manejando en la medida de lo posible los embates del cuadro alemán.

En los medios no tardaron en salir los reventadores, los que piensan que los Tigres pudieron hacer más, que el planteamiento pudo ser otro. También las voces de directores técnicos desempleados resonaron por los televisores vendiendo la clave táctica para enfrentar al gigante germano. Todos escupiendo patrañas.

La realidad es que estos Tigres siempre han jugado de una manera, y hay que ser un tremendo iluso para pensar que el planteamiento sería otro. El “Tuca” Ferretti planteó su típico 4-4-2 con extremos solidarios y un delantero jugando de poste mientras Gignac orbitaba por todo el campo.

Ahora, hay que decirlo, la banda derecha de Tigres, la que en teoría es la más peligrosa, estuvo completamente amarrada, pero no creo que ese fuera el plan, sino que ahí se encontraba el lateral/extremo/locomotora/todoterreno canadiense Alphonso Davies, que constantemente se soltó al ataque asociándose de buena manera con el extremo Kingsley Koman.

Tal fue la presión por esa banda que el “Tuca” tuvo que cambiar a sus volantes de lado. El apoyo al “Chaca” Rodríguez en las tareas defensivas era deficiente, por lo que Aquino pasó a la pradera derecha para amortiguar el constante golpeteo alemán.

Si algo hay que criticar, es el juego del extremo colombiano Luis Quiñones, quien no estuvo a la altura de la situación, pues cuando fue cambiado de banda, no logró desbordar ni una sola vez, y miren que tuvo por lo menos tres oportunidades de hacerlo. Lo peor es que, por ese lado estaba Benjamin Pavard (habilitado como lateral) y ¡Niklas “el tractor” Süle! el lentísimo central que en más de una ocasión se vio torpe en el mano a mano.

Destacar el trabajo Salcedo y Reyes, quienes dieron cátedra en el sector central de la defensa con entradas siempre certeras y marcando de buena manera al centro delantero. Los laterales también se lucieron, Dueñas mostró toda la experiencia y secó en buena medida a Leroy Sané y Luis Rodríguez para mí se consagró como el lateral derecho titular para el próximo mundial en 2022.

De nuevo, que nadie pierda de vista que el Bayern dominó, y tal fue su dominio que al minuto 70´ el entrenador Hans-Dieter Flick sacó del campo a toda su ofensiva para darle entrada a juveniles y veteranos suplentes que solo hacen montón en la plantilla.

Así termina la participación histórica de unos Tigres que, siempre fieles a su juego, llegaron en su primera participación a la final del Mundial de Clubes y perdieron contra el mejor equipo del mundo.

¡Hasta la próxima!

ACLARACIÓN                                                     
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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