“&Huxley tenía razón, que la amenaza más significativa planteada por la biotecnología contemporánea estriba en la posibilidad de que altere la naturaleza humana y, por consiguiente, nos conduzca a un estadio «posthumano» de la historia. Esto es importante, alegaré, porque la naturaleza humana existe, es un concepto válido y ha aportado una continuidad estable a nuestra experiencia como especie.” Estas son las palabras del politólogo estadounidense Francis Fukuyama, plasmadas en el libro de su autoría El fin del hombre, publicado en el 2002, con el título original en inglés Posthuman Society (Sociedad posthumana).
En días pasados, salió a la luz una noticia, que en lo particular, me parece alarmante y escabrosa. Neuralink, empresa propiedad del multimillonario Elon Musk, implantó un chip a un mono para que este pueda ser capaz de utilizar un videojuego con la mente. El objetivo de este “experimento” es desarrollar una interfaz cerebro-dispositivo sin cables, desde luego se refiere al cerebro humano. Según Musk, las capacidades potenciales de este desarrollo biotecnológico, serían, entre otras, manejar un auto con el pensamiento, jugar videojuegos, reproducir y almacenar recuerdos.
Con el anuncio público de la investigación y progresos de Neuralink, la humanidad entra de forma absoluta a una era distópica. Hace meses, yo hacía en este mismo espacio, el planteamiento de una cercanía a hechos distópicos. Sobre todo, por las consecuencias de la pandemia del Covid-19. Ahora, con diferentes hechos, estoy convencido de que muchas de las historias que se veían lejanas, desde la ciencia ficción, han dejado de ser esto último.
Todo esto me hace referirme a una película estrenada en el 2013, Elysisum, dirigida por Neil Blomkamp, y protagonizada por Matt Damon. En este filme, se plantea un futuro lejano, donde la humanidad sobrevive a duras penas en la tierra. Los más pudientes, tienen la posibilidad de ir a vivir a una estación espacial. Los aspectos biotecnológicos, son parte fundamental en la trama, desde una cápsula de regeneración celular para la cura de enfermedades, hasta implantes cerebrales que hacen de la mente una extensión informática.
Con los desarrollos de Neuralink, entramos de lleno a la era práctica y pública del transhumanismo. “El uso libre de la tecnología para el mejoramiento del ser humano, tanto en sus capacidades físicas, como en las mentales, emocionales y morales, trascendiendo todos sus límites actuales.” Así define este concepto el autor Antonio Diéguez, en su libro Transhumanismo, publicado en el 2016.
Un mundo feliz, publicado en 1932, autoría del Aldous Huxley, nos dice que este escritor tenía razón, tal como afirma Fukuyama. Ahora, los límites de la naturaleza humana se han trasgredido, queriendo ir hacia la utopía. Pero las consecuencias para la humanidad con la creación de neohumano, serán funestas.
ACLARACIÓN
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
