Pareciera sonar fácil: que creas en ti y en tus infinitas posibilidades, pero es complicado cuando tenemos como referente el ambiente en que crecimos, en el cual nos sentimos avergonzados por nuestros defectos e incluso por nuestros talentos. Es decir, si te gustaba cantar, en ocasiones era motivo de burlas infantiles: “¡Ay, cantas bien feo!” o “¡cállate mejor!” y fuimos perdiendo el gusto solo por esas acciones que nos hicieron sentir pena.

Para cada persona, recibir reconocimiento se vuelve una parte simbólica de su existir. Para muchos es muy importante, para otros no tanto, pero si dependes de lo que los demás digan de ti, sea positivo o negativo, te sentirás insatisfecho de cualquier paso que des.

Aunque no lo creas las oportunidades llegan para todos, solo necesitamos tener activo nuestro sistema receptivo, pues muchas situaciones no se repiten, pero lo bueno es que se presentan otras totalmente nuevas. Si te concentras en ti podrás distinguirlas.

Entonces, es necesario que pienses ¿cuánto estás dispuesto a cambiar tu propio esquema de vida? Dejando atrás tu comodidad y comenzar a hacer sacrificios que a la larga le traerán varios buenos sabores a tu existir. El problema es que a veces no estamos abiertos a un cambio, tiene que ver mucho con que nos sentimos derrotados antes de intentar, pero ten en mente que nadie corre un maratón pensando inicialmente que no lo va a lograr.

Nadie inicia un proyecto sin visión de éxito, al menos nadie debería empezarlo así. A algunas personas les cuesta creer en sí mismas, porque por más que le pusieron ganas crecieron creyendo que son lo peor, que son las únicas con defectos o la oveja negra. Pero ten en cuenta que todos evolucionamos todos los días, para bien o para mal.

La confianza en uno mismo es básica. Piensa cuántas cosas has dejado de hacer por creer que no eres suficientemente capaz, por dudas, miedos, apegos y complejos. Esto no te lleva a una vida satisfactoria, sino a sufrir el día a día. De qué sirve que todos te digan tus cualidades si no te las crees.

Ser consciente de tus cualidades y tener la capacidad de confiar en ti requiere esfuerzo, aprendizaje y entrenamiento. Deja de negarte a intentarlo, de pensar que no puedes; estos pensamientos los transmites, la gente no solo te ve por lo que eres exteriormente, sino por las agallas que tienes, aunque no te des cuenta de ellas.

Nadie hará las cosas por ti, así que manos a la obra, ponte en marcha. Si fracasas, ¿qué más da? Si lo piensas racionalmente, no sería un fracaso, sino un buen comienzo. Cuando llegas a fallar, ¿de qué sirve quejarte? Sigue intentando, que ya te saldrá bien.

Acepta el hecho de que tienes una parte autocrítica en ti, familiarízate con ella. No tengas miedo a tus emociones, no le des más poder, mejor utiliza los pensamientos a tu favor y no solo para castigarte con lo que te dices diariamente, que en su mayoría es negativo.

Trata de mantener y revivir una visión fuerte de ti que sea poderosa, confía en tus capacidades. La verdadera confianza proviene del desarrollo de autoestima y reconocimiento interno, así que inténtalo y conviertete en la mejor versión de ti mismo.

ACLARACIÓN                                                
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *