En realidad me encantan, pero puedo vivir sin ellas,  es decir soy capaz de vivir sin festejar, sin adornar, sin disfrazarme, sin comer tal o cual comida, sin visitar lugares específicos, sin prender velas o escuchar cierta música en una época determinada del año y sin cumplir con todos los rituales de mi cultura, y sí digo solamente de mí cultura, porque es la que le inculco a mis hijos, una cultura basada en muchas otras, que no es pura, sino adaptable, que se enriquece, una cultura que también sucumbió a la globalización, y es que entiendo el mundo con esa perspectiva, comprendo que hay quienes tienen otra educación, otras costumbres, creencias, y mentalidad inimaginable,  cosas impensables que probablemente no entienda, pero que sin lugar a dudas no me quitan el sueño,  porque creo firmemente que no hay nada mejor para cada quien, que lo que es para cada quien, que los límites están en la mente de cada uno de nosotros, y que lamentablemente en muchos casos, son miedos heredados e infundados, sí, puedo vivir sin ellas pero no quiero hacerlo, todo lo contrario quiero enriquecerme de vivir las tradiciones propias y conocer nuevas, de visitar, de crear momentos  que me permitan sentir nuevas experiencias y ser parte de ellas.

Y así con esa mentalidad puedo decir que hay pocas cosas que no tolero, como la mentira innecesaria,  la negatividad, el conformismo, la falta de sentido común y  la intolerancia radical, es arriesgado tomar partido de las cosas que no conocemos, solo porque escuchamos o leemos algo que a primera vista satisface nuestros pensamientos, pero aún más complicado  que no solo estés en contra de ciertas posturas, además las critiques y  conviertas en tu enemigo a quien no piensa como tú, pues en muchos casos me parece más violento aquel que crítica o te quiere dar lecciones, en donde pretende asegurar que lo que él o ella  creen es correcto y que tú estás equivocado, yo creo que no hay persona más equivocada que aquella que afirma tener por completo la razón.

Si se preguntan qué tiene que ver todo esto con las tradiciones es porque en estos días encuentras un sinfín de posturas criticando a quienes cultivamos festejos como Halloween, Xantolo, Todos Santos o Día de Muertos, posturas simpáticas que por medio de redes sociales y memes logran hacerme reír.

Y entonces tenemos a los que se compraron la idea de que Halloween no se debe festejar porque es de otro país, que día de muertos no se debe festejar porque es de otra religión, que todos santos fueron creados por los conquistadores para acallar a los pobladores conquistados que festejaban la muerte como parte de la vida, en fin, muchas posturas diferentes que se contradicen entre sí.

Estas palabras no se van a convertir en una clase de historia, donde cuestione la antigüedad y origen de cada costumbre, no pretendo defender ninguna postura, todos hemos sido educados en diferentes contextos por lo tanto defenderemos aquellos que nos hacen sentir en familia, que nos inculcaron desde pequeños.

Yo prefiero hacer una revoltura de todo, adaptarme a lo nuevo, conocer, experimentar, puedo disfrazarme, poner un altar, conocer de leyendas prehispánicas, ver películas de terror, o simplemente leer sobre todas las diferentes costumbres de cada cultura.

Para mí esta época es la muerte de la tierra, la depuración, ese momento en que erosiona para renacer, que pide descanso, para volver a dar frutos, con un poco de percepción el clima lo marca, sobre todo en estos tiempos donde todo es momento de guardar.

Cualquiera que sea tu tradición, la respeto, me gustaría escuchar sobre ella, compártela, vamos a enriquecernos.

ACLARACIÓN                                               
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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