Existen dos principales motivaciones para los seres humanos el primero es el miedo, el segundo el interés, del miedo muchas veces hemos mencionado que trae consecuencias difíciles de pagar, te puede llevar a perder la vida entera, ocasionando que sea casi imposible moverse de aquellos lugares que nos provocan un aparente confort, te dificulta disfrutar de aquellos placeres de vivir día con día, nos invita a creer que tenemos una baja capacidad de control, nos lleva a una continua sensación de malestar, de ansiedad, y nos apaga poco a poco.
Te rindes, rendirse es cuando por voluntad propia decides quedarte, someterte, agotado dejas de poner resistencia, a muchos con los años nos pasa, tal vez porque empezamos a ver las cosas de diferente manera, porque apreciamos la paz, o porque elegimos mejor nuestras peleas, sin embargo también nos pasa que nos cansamos, en estos meses he podido ver a personas de diferentes edades que enfrentando sus propias luchas han decidido no rendirse, aquellos a los que el mensaje les llego claro, esta lucha no termina hasta el último suspiro de tu ser.
Personas que han luchado por no perder la pasión, que no se quedan quietos, que mueven cielo, mar y tierra, por tener recursos económicos, por superar una enfermedad, por moverse, que han decidido viajar, conocer, explorar, que se han arriesgado a todo por lo que aman, o que han inyectado un poco de dosis de impulso y pasión a sus vidas.
Pero también puedo ver la falta de interés, aquella formula inequívoca que agranda los problemas, arruinando carreras, trabajos, relaciones personales, es fácil distinguir, son aquellos que trabajan pero no acaban nada, no dan más, se limitan solo a cumplir por cumplir, bajo rendimiento laboral, aquellos que parece tienen una chispa de impulso que nunca los lleva a nada, y que evidentemente traen consigo una enorme bola de nieve de frustraciones, auto justificando sus fracasos o culpando a los demás.
La consecuencia de este comportamiento puede ir desde una mala impresión hasta la perdida de un trabajo, arruinar una carrera, o perder una inversión, pero también, está la falta de interés en las relaciones personales, podría yo decir que cuando queremos estar con una persona es muy común que justifiquemos sus acciones, pero lo cierto es que si no existe un motivo real como un problema de salud física, mental o incluso de estrés, justificar a una persona que no tiene la estimulación necesaria para estar contigo, convierte las relaciones en rutina, y se termina por perder esa relación.
Se deben enfrentar y conocer las causas de esa falta de interés, como siempre con el valor por delante para escuchar a los demás, entender que van desde las inseguridades, hasta la soledad, desde las carencias, hasta la visión que cada quien tiene de si mismo, el interés no siempre será como uno espera que sea, eso se confunde con facilidad, y se trata de expectativas, puedes interesarle a alguien de cierta manera, para cierto objetivo solamente, lo importante es tener la claridad para distinguirlo.
No queda más que alimentarse a si mismo, ser de los afortunados que siguen vibrando cada célula de su cuerpo con pasión, que son valientes para reconocer cuando algo ya no les interesa, o capaces de luchar con su último aliento por su objetivo.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
