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El enemigo más temible del hombre no es la muerte, sino el dolor”

Anónimo

Para ti que hoy me das la oportunidad de compartir mi columna, el nombre de Ana Lucía, te será totalmente desconocido, pues es una niña que a sus escasos tres años de edad, perdió la batalla en su lucha en contra de la leucemia.

El motivo de que hoy escriba con relación a ella, no es más que decir que la cara de una menor inocente, se convierte en la cara de la injusticia, la corrupción y la ineptitud humana.

Ya habíamos conocido los casos de cientos de niños que, en Veracruz, recibieron botellas de agua, en lugar de sus medicamentos en la batalla en contra del cáncer; el gobernador era Javier Duarte, quien fuere detenido y, por cierto, ya hoy gozando de libertad.

La indignación por aquél caso, según recuerdo, fue generalizada, pero en un país con tan poca memoria y falta de interés por los demás, terminó en el olvido y el sistema de salud en aquél estado, no sufrió mayor cambio.

Llegó el actual gobierno, no tiene mucho, pues apenas cumplirán 20 meses en el poder y ya tuvieron la capacidad de desmantelar, so pretexto de “corrupción”, el sistema de salud llamado Seguro Popular, para sustituirlo por un “Frankenstein” llamado INSABI.

El caso de la menor Ana Lucía, resulta enigmático, pues a pesar de ser una de cientos de menores que tienen cáncer, la historia que nos compartió su padre, Walter Rupprecht Pimentel, es desgarradora y dramática, recordamos que, ante la falta de apoyo y medicamentos, salió del país para buscar un tratamiento para su hija.

Al final, la pequeña perdió la vida y con su deceso, su padre perdió el miedo para hablar; colérico, enfadado y visiblemente afectado, concedió una entrevista a Azucena Uresti en la cadena Telediario, de la que, de algunas de sus declaraciones, realizo cita textual en esta columna:

Todo eso se debe a un gobierno insolente, yo ya no le tengo miedo al gobierno ni a sus amenazas que me han hecho. Ya, ya basta. Nosotros dijimos que los íbamos a demandar ante una corte internacional y lo vamos a hacer… No por venganza, sino por amor a mi hija que se lo merece”.

En su voz reflejaba la impotencia y el dolor de un padre, que se quedará con la eterna duda de saber si, en caso de que el gobierno de México tuviera la capacidad de administrar adecuadamente el sistema de salud, la muerte de su hija se hubiere evitado, pregunta que jamás tendrá respuesta.

Lo que es un hecho, es que a diario mueren cientos de mexicanos por COVID 19, pero más aún por enfermedades cardiacas, pulmonares, diabetes, distintos tipos de cáncer, entre otras que, si bien es cierto, la mala alimentación y las costumbres sedentarias son un elemento crucial para ello, también lo es que, con la salud de las personas, no se puede dejar de cavilar sobre la necesidad de contar con un sistema de salud planificado y con personas capaces al frente.

Los mexicanos, pareciera, tenemos la necesidad de politizar todo, desde el uso de un cubre bocas, hasta la justificación del desabasto de medicamentos o el uso de medicamentos de baja calidad, poniendo de pretexto a la austeridad y la corrupción.

Para el padre de Ana Lucía, como para la vida de tus seres queridos, la salud no tiene precio y hoy el gobierno, a pocos meses de llegar a sus primeros dos años, deberá tomar decisiones, más allá de interés político, de carácter humanitario y entender que todos somos mexicanos, sin fifís ni chairos, sin conservadores ni liberales, pues la estabilidad económica, emocional, sicológica y física de todos, está de por medio.

Como lo hemos escrito con antelación, “menos circo y más acción”, pues amenazar a los adversarios con los aparatos mediáticos de comunicación, para ganar votos, no salva la vida de nadie ni alimenta a los millones que hoy se han quedado sin empleo.

Lo peor no ha pasado y no pasará con simples discursos, así que tenemos la obligación de apoyar a nuestro gobierno, pero éste tiene el profundo deber de ante poner a sus intereses políticos, la salud y el verdadero bienestar de su pueblo. 

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.

ACLARACIÓN                                      
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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