El Diccionario de la Real Academia Española (RAE), define a la palabra distopía: “Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana”. Esta palabra tiene su origen etimológico en el griego: dys, que significa malo, y tópos, que significa lugar.
Antes de la aparición de la pandemia que ataca al mundo, mucha gente usaba el término distópico, para atribuírselo a cualquier evento o acción fuera de algún lugar convencional. En realidad la distopía es lo contrario a utopía. ¿Qué es la utopía? Según la RAE: “Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano”.
El presente no es apocalíptico, por ende no pude ser postapocalíptico. El presente pareciera distópico. En la literatura, la ficción distópica, apareció en la primera mitad del siglo XX. Algunos eruditos, proponen la novela Nosotros, como la primera del tipo; escrita por el ruso Yevgueni Zamiatin a principios de los años 20, hace cien años.
Nosotros, fue adaptada al cine en 1982. La película fue dirigida por el checo Vojtech Jasný. Traslada con amplia exactitud el mundo de cristal y acero de la novela, dominado por un Estado totalitario, con entes deshumanizados. Todo es visto, manipulado y controlado por el Estado.
Otra gran obra de la literatura distópica es Fahrenheit 451. Escrita por el estadounidense Ray Bradbury, publicada por vez primera en 1953. François Truffaut, el estupendo director galo, adaptó al cine esta novela, fue en 1966. Y hace muy poco tiempo, en el 2018, hubo otra adaptación cinematográfica, dirigida por Ramin Bahrani. El argumento es simple pero contundente: ubicados en futuro lejano, están prohibidos y censurados los libros, los bomberos de dedican a prenderles fuego.
Las novelas y las películas distópicas, ofrecen un mundo donde impera la súper tecnología, habitado por seres desprendidos de moral, aberraciones genéticas y drogas sintéticas. Tal es el caso de Un mundo feliz (Brave New World), novela de Aldous Houxley, publicada en 1932. Esta obra no ha tenido una adaptación al cine, salvo un par de adaptaciones para película de televisión, sin mucho éxito. Este año, para ser preciso, el 15 de julio, NBC, estrenará una serie basada en esta novela, con el mismo título.
A medida que avanzan los días de pandemia, las horas de contingencia, a medida que crece el número de víctimas mortales y de contagios por Covid-19, veo a nuestro presente algo distópico. Quizás esto sea una mezcolanza de los mundos que alguna vez imaginaron para el futuro Orwell, Zamiatin, Bradbury y Houxley. Un mundo violento, donde todo se ve y todo se escucha, con pobre y ricos, sin términos medios.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
