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Ley número 3: Disimule sus intenciones””

Las 48 Leyes del Poder

Robert E. Green

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Vivimos tiempos turbulentos, en los que parece, muchas cosas habrán cambiado, más allá de nuestra vida personal, en la vida social, política y económica del país.

Resulta extraordinario, ver noticias sobre algo que ya se había socialmente normalizado y me refiero en particular a la violencia y exceso del uso de fuerza policiaca.

México, para mal, es famoso por generar culpables donde no los hay y en diversas ocasiones, dejar impunes actos de violencia y corrupción.

Basta recordar que, a razón de ejemplos, las ilegales detenciones de cientos de policías municipales en Hidalgo, durante el sexenio de Felipe Calderón, en donde con “testigos protegidos”, y bajo declaraciones falsas, perdieron la libertad y fueron sometidos a terribles juicios, elementos de seguridad, tránsito y vialidad, principalmente de Pachuca y Mineral de la Reforma.

Después de 5 años de juicio, los dejaron en libertad, con un “usted disculpe”, pero a pesar de demandar la responsabilidad patrimonial del Estado, el poder judicial ha preferido ignorar sus peticiones y dejarlos en la pobreza absoluta, sin oportunidad de recuperar sus empleos, con antecedentes penales, sin el pago de sus salarios caídos ni la indemnización correspondiente por el daño moral respectivo.

En esos casos, la Comisión de Derechos Humanos enmudece, el gobierno federal se vuelve ciego y nadie escucha sus justificados reclamos.

Y lo mismo ha pasado con miles de vecinos que han perdido la vida, la libertad y la honra, a causa de acusaciones falsas, exceso de la fuerza pública e inclusive “siembra de pruebas falsas”, por parte de policías de investigación, sean federales o estatales, y ni qué decir del exceso de la fuerza de las corporaciones municipales.

Lo ocurrido en días pasados con la muerte de George Floyd en Minnesota, Estados Unidos, atrajo la atención del mundo entero, y las televisoras mexicanas, dieron amplios espacios a casos similares ocurridos en Jalisco, Veracruz, Baja California y Oaxaca, además de marchas y excesos ocurridos en Ciudad de México.

A la par, el país tiembla ante una crisis económica, como nunca antes vista en los últimos 90 años, pues estimaciones de especialistas internacionales, predicen una caída del 7% de la economía nacional, la peor en Latinoamérica y de las economías más importantes del mundo.

Cada punto porcentual, tendrá como consecuencia cientos de miles de empleos perdidos, cierre de empresas y negocios, incremento de la pobreza extrema y consecuentemente de la inseguridad.

Estaremos en medio del caos, sin un gobierno con un plan acertado para afrontar y resolver los problemas que le conciernen y sin una coordinación con los Gobernadores, para salir abantes y con las menores pérdidas.

Robert E. Green, escribió la obra “Las 48 Leyes del Poder”, una especie de manual moderno para los políticos, pero que se podría emplear en cualquier ámbito del lector.

Llama poderosamente la atención la que cita como tercera Ley y que denomina “Disimule sus Intenciones”, en donde aconseja y citamos literal: “Desconcierte a la gente y manténgala en la mayor ignorancia posible, sin revelar nunca el propósito de sus acciones&”

En otras palabras y extrapolándolo a lo que hoy vivimos, el plan del gobierno federal para no perder adeptos y popularidad ha fallado catastróficamente, pues aún y cuando tiene en sus redes a millones de personas que reciben mensualmente dinero en sus programas sociales de carácter asistencialista, muchos de sus adeptos, han sufrido las consecuencias de las malas decisiones.

No es nuevo, pues cada vez que había un escándalo que involucraba probables actos de corrupción, esconder la recesión en que caímos el 2019, decisiones erróneas, inseguridad creciente o datos falsos, siempre había una salida que hacía a todos olvidar el escándalo, y así vimos que el Presidente exigiría a España y el Vaticano ofrecieran disculpas por la conquista de hace 500 años, la rifa de un avión que no se rifaría, videos en la carreta con una llanta ponchada, entre otras tantas.

El peligro de perder la fuerza moral con la que el primer mandatario llegó al poder en el 2018, se vivió en su propia tierra, Tabasco, en donde la gente lo abucheó, aun por encima de los seguidores que siempre asisten a sus actos para vitorearle y ante los reclamos de empresarios, gobernadores y comerciantes, apareció una vez más el ingenio e inteligencia política de Andrés Manuel.

Ahora resulta que existe un plan “muy elaborado” por parte de medios de comunicación, empresarios, gobernadores, senadores y un sin número de personajes, para retirarlo del poder, asemejando a lo que el año pasado quiso hacer diciendo que la milicia deseaba darle un golpe de estado.

Fantaseando, presentó unas hojas que “en la vía pública, una señora no identificada, se acercó para entregarle el terrible plan para derrocarlo”, sorprendió a todos y logró distraernos un par de días.

Su titular de comunicación social, salió en su defensa, pero en realidad lo hundió, pues manifestó, a través de un tweet, que el Presidente había dado a conocer un plan en su contra, sobre información que le entregaron, “aún no verificada”.

Sin duda alguna y ejecutando a la perfección la Ley número 3 que cita Robert Green en su obra, intentó desviar la atención, disimulando perfectamente su intención, con un plan que solo dio como resultado la burla y el escarnio en las redes sociales, peor aún, después de sus incendiarias declaraciones, los reclamos de médicos por la falta de insumos para afrontar la pandemia, crecieron.

Logró callar a los políticos, pero no a los familiares de enfermos, a la gente que se encuentra perdiendo sus empleos, su fuente de ingresos, sus negocios y empresas, en otras palabras, de la gente común y corriente que sufre los daños colaterales de la falta de implementación de políticas públicas y decisiones adecuadas.

Nunca antes en la historia de México, un Presidente había llegado con tal legitimidad como el Licenciado López Obrador y jamás la había perdido tan rápido como lo está haciendo hoy; más allá de disimular sus intenciones para distraer la atención, debe y puede tomar acciones que se alejen de su discurso de división y que una a todos los sectores, para afrontar lo que vivimos, de otra manera, México crecerá en pobreza, delincuencia, ignorancia y tristeza.   

Por hoy me despido, esperando tus comentarios.

Hasta la próxima.

ACLARACIÓN                       
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.

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