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El que miente se desprotege ante su enemigo”
Sun Tzu
INCERTIDUMBRE, es la palabra más usada por los mexicanos para definir el momento que vivimos ante la pandemia, según un estudio realizado por Doyle Dane Bernbach (DDB) México.
Lo anterior lo ratifican las declaraciones del Presidente de COPARMEX Hidalgo, Ricardo Rivera Barquín, en el sentido de que están en riesgo alrededor de 43% de las empresas en la entidad, pues la crisis económica generada por el COVID 19, ha traído graves consecuencias al mercado nacional e internacional.
Hoy el pueblo de México e inclusive del resto del mundo, requieren de líderes que, sin afán de generar pánico, les hablen con cifras y datos claros, de lo contrario, la incertidumbre, se convertirá en estigma, que traerá consigo malas decisiones en todos los sectores de la vida social, productiva y jurídica de la nación.
Aún recuerdo, sin precisar con exactitud la fecha, pero alrededor de 1974, escuchar en la radio, al entonces Presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, con un discurso populista, al expresar que “construirían empresas cercanas a las viviendas de los obreros, para que éstos no tuvieren que trasladarse de sus hogares a sus centros de trabajo”, un servidor tenía 4 años de edad y sí recuerdo este acontecimiento, es gracias a que mi padre, que era médico pediatra, exclamó airadamente que esa era un mentira imperdonable, pues no se podía jugar con la ignorancia de algunas personas, solo para ganar adeptos.
Después llegó José López Portillo, prometiendo proteger al peso mexicano como un perro, manifestando que México era el cuerno de la abundancia y que, gracias al petróleo, seríamos una potencia mundial; nunca olvidaré como rompió en llanto el día que rindió su último informe de gobierno al decir que nos había fallado, pero además anunciaba la estatización de la banca; al igual que su antecesor, nos había mentido y el daño era irreversible.
Pasó Miguel de la Madrid, inadvertido, el cargo de Presidente le había quedado grande, pero su sucesor Carlos Salinas de Gortari, supo mentir, no sólo a los mexicanos, sino al mundo entero, pues logró que se creyera que México había dejado el tercer mundo, generó el primer programa social de gran envergadura (Solidaridad) con el cual, además de que cooperábamos con un porcentaje del costo de las obras, poníamos nuestro trabajo; sin duda alguna de los líderes más hábiles que ha tenido este país, y en cuyo sexenio los escándalos de corrupción de su propia familia y homicidios en contra de sus enemigos políticos, dejaron huella.
Ernesto Zedillo lo sucedió y el “hábil economista de Yale”, destrozó la economía mexicana, hundiéndonos en una crisis (1995), de la que tardamos más de 20 años en salir, favoreció a sus amigos y creó el FOBAPROA, para rescatar la banca comercial, pero jamás a los pequeños deudores de créditos hipotecarios y de lo que entonces era la micro, pequeña y mediana industria, sus mentiras fueron de consecuencias graves para el país, pues los beneficiados fueron muy pocos y México pagó uno de los precios más caros de la historia moderna.
Vicente Fox lo sucedió, hábil empresario, utilizando la imagen de la Virgen y haciéndonos creer que era el macho mexicano de mano dura que requería un México cansado de los recientes Presidentes priístas, se coludió con su “Marthita”, para permitir contratos millonarios a los hijos de quien sería la primera dama; muchos mexicanos lo defendieron hasta que ahora le llaman mentiroso e integrante de la mafia del poder.
Felipe Calderón fue el segundo Presidente Panista, ganando de manera dudosa a un Andrés Manuel López que desde entonces peleaba por ser el titular del ejecutivo federal; había que emprender alguna acción que hiciere que la atención del pueblo se desviara, y sin un plan ni estudio de inteligencia previa, inició un combate en contra del crimen organizado, que después se convirtió en guerra, de la que ahora seguimos pagando las consecuencias.
Llegó Enrique Peña Nieto, acusado de graves escándalos de corrupción, tanto personales como institucionales, con poca inteligencia política, permitió que su entonces esposa (la famosa “Gaviota”), saliera a dar una versión poco creíble de la adquisición millonaria de la llamada Casa Blanca, haciéndonos sentir a los mexicanos, que teníamos un Presidente más que nos mentía.
Cansados de mentiras, tanto de ex presidentes del PRI como del PAN, y en una estrategia muy inteligente, con el uso del “BIG DATA”, el equipo de Andrés Manuel, realizó una campaña que supo pegar a donde más le dolía al mexicano, pues demostrar que había sido engañado por sus líderes políticos y correlacionarlos a partidos políticos, permitió que su instituto político (MORENA) accediera de manera aplastante al poder, aún y cuando los candidatos a Senadores y Diputados Federales, eran unos completos desconocidos (en la mayoría de los casos).
Ganó un “nuevo partido” aunque no una nueva fórmula, pues muchos de quienes hoy tienen la oportunidad de dirigir las riendas del país, sea dentro del ejecutivo, el legislativo y ahora inclusive el judicial, tienen nexos e historias poco agradables, de grandes escándalos como la entrega de millones de dólares y el uso de ligas para atar los fajos de dinero, el haber sido vicepresidente de alguna televisora nacional, hoy protegida y beneficiaria de adjudicaciones millonarias, de construcción de líneas de metro y compra de trenes inservibles, y muchas cosas más.
Pero hoy, ante la crisis económica más grave que vive el país, desde 1929, que obligó un gobierno de transición con Emilio Portes Gil, México tiene el reto de salir adelante con el menor número de pérdidas posibles.
Para ello, requiere de un gobierno que hable con la verdad, pues tan sólo hemos tenido un “súper vocero” que es tan sólo un subsecretario de salud, al que no le salen las cuentas de enfermos y decesos a causa de una pandemia, que un día da una recomendación y al otro la cambia, dependiendo de las reacciones políticas que se toman desde palacio nacional.
Que hoy nos dice no usemos cubre bocas, cuando la Organización Mundial de la Salud y los expertos de las Universidades más importantes de México expresan lo contrario, y gracias a esto en distintos Estados de la República, están generando leyes y reglamentos para obligar a la ciudadanía a su uso.
Cuando se nos dice que México no va a adquirir deuda e inclusive se genera un Decreto para tal efecto, en el que por cierto se dice que por “ministerio de ley” se generarán dos millones de empleo, pero no se nos dice cómo se van a crear los empleos y en esta misma semana el Secretario de Hacienda, con bombo y platillo anuncia que se “colocaron” más de 6 mil millones de dólares en bonos, para acceder a recursos, y que pagaremos a 10, 20 y 30 años “con módicos intereses”, cómo jamás en la historia del país se había hecho.
Que se van a otorgar en un primer esfuerzo, más de 1 millón de micro créditos (a pagar con intereses), a la mayoría de las micro empresas porque “no han despedido a nadie”, pero según Zoe Robledo, titular del IMSS, sólo son 64,000 porque las demás no cumplieron con los requisitos.
Se dice que no se permitirá que las grandes empresas dejen de pagar sus créditos fiscales, pero grupo Azteca (dueño de la televisora, cadenas comerciales y un banco, que además tiene a su cargo millones de créditos del gobierno) sigue sin pagar su deuda histórica y no se apoya a socios del Consejo Coordinador Empresarial, CONCAMÍN y COPARMEX, a pesar de que han dado distintas opciones para reactivar la economía.
Lo he dicho una y otra vez, NO a la mezquindad de quien pretenda atacar al actual gobierno, pues hoy requerimos del apoyo y solidaridad de todos, pero tampoco a la mentira y cerrazón, pues suprimir 10 subsecretarías de estado y no pagar aguinaldos no es una medida para combatir una crisis económica nacional histórica sino sólo para un discurso que no apoya en nada.
La necedad de seguir con proyectos que no son productivos, sino solo gasto o mentir en que es decisión de un Presidente en bajar el precio de la gasolina cuando es consecuencia del mercado mundial, lejos de dar certidumbre a la economía nacional, nos hunde en dudas que saldrán muy caras.
En conclusión, de nada sirve culpar a partidos políticos de lo que vivimos, sino responsabilizar a los grupos de poder que han accedido a grandes cargos y que, lejos de hablar con la verdad, han hecho de la mentira, un deporte nacional.
Por hoy me despido, esperando tus comentarios.
Hasta la próxima.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
