Morir para vivir es sin lugar a duda la contradicción que nos permite entender lo valioso y frágil de nuestra existencia, el universo en su inmensidad y perfección funciona como una maquinaria exacta, con necesidad de equilibrio, en las últimas décadas nuestra presencia en el planeta se ha convertido en motivo de desequilibrio para varias especies, para el clima, abusando de nuestro aparente poderío la raza humana acaba a su paso con cada recurso que le genera algún provecho, he incluso cuando lo único que aporta es diversión.
En pleno caos económico, moral, ambiental, cultural, ideológico y político entre otros donde las noticias giran en torno a la violencia, inseguridad, discriminación, donde nos inunda una ola de falta de sentido común, de honestidad, donde hemos dejado de hablar de frente y con la mirada limpia, donde nos preocupamos solo por nosotros mismos sin importar hacer daño con nuestras acciones, nuevamente repetimos la lección, la vida nos pone un freno mundial, nos pide detenernos, en esta segunda ocasión en las últimas décadas al menos para los mexicanos, nos volvemos a enfrentar a un espacio de autoevaluación, en esta nueva llamada de atención se pide hacer un alto para mejorar como especie, un virus, una enfermedad, nos demuestra que en este planeta no hay fronteras más impuestas que las humanas, que lo mismo se enferma un pobre que un rico, un hombre o una mujer, sin importar creencias, edades, ideologías, que las diferencias solo están aplicadas por nosotros mismos.
Recordemos la alegría que sentimos cuando nos dan un regalo, y más aún hoy que el regalo es invaluable, una oportunidad, un nuevo comienzo, tiempo, familia, amor, un descanso, a nivel mundial los seres humanos estamos recibiendo la oportunidad de replantearnos nuestra existencia, nuestro paro obliga a bajar índices de contaminación, es un respiro para el planta, nos permite vernos por igual, saber que hacer con el tiempo, ese que nunca se tiene por estar trabajando, ese que no rinde, ese que se cuela entre las manos como agua, tal vez es tiempo de reflexionar, de leer, de pensar, de actuar, una enfermedad hoy nos permite estar con los seres amados, retomar los roles tradicionales, ser hijos, ser padres, ser familia, obligarnos a ser vecinos, apoyarnos el uno al otro, entender de una vez por todas que debemos ser útiles para nuestra sociedad, aportar, pensar en mejorar nuestro entorno, que todo lo que hacemos afecta o beneficia a los que nos rodean, entender que somos eslabón de una maquinaria perfecta..
En esta segunda oportunidad propongo aprender la lección, aquella que hace años ignoramos, siempre he dicho que el universo nos murmura, nos habla, nos grita hasta darnos una lección dolorosa con tal de que entendamos, espero no llegar a ese último punto, hace años lo vivimos y seguimos igual, nada cambiamos, seguimos teniendo los mismos defectos, incrementamos nuestra decadencia como especie, nos convertimos en una bola de nieve imparable, recordemos que quien no conoce el pasado esta obligado a repetirlo, hoy apenas comenzamos a pagar la factura, nuestra deuda es grande, con suerte espero que la vida nos de para no arrepentirnos de no ser felices, de no estar con quien amamos, de perder el tiempo, de dar importancia a lo que no la tiene y dejar de apreciar lo más valioso, si hoy nuestro mundo se detiene para darnos una lección, debemos aprenderla, es oportunidad de evolucionar.
Seamos un poco más responsables, dejemos esta etapa de la inconsciencia, avancemos espiritualmente, dejemos lo burdo, rescatemos todo aquello que valga la pena rescatar.
Habla, escribe, comunícate, es tiempo de decir lo que no se ha dicho, es tiempo de demostrar lo que no se demuestra, es tiempo de actuar.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
