Esta historia data en el año 1800, hablamos de la mansión ubicada en el 1140 de Royal Street en Nueva Orleans, es considera como una de los emplazamientos más terroríficos y embrujados no solo en Estados Unidos, sino también en el mundo entero.
Todo comenzó cuando en 1800, Madame Delphine contrajo nupcias con su primer esposo en la Catedral de San Louis, el fue nombrado cónsul en España y en su traslado en 1804, su esposo Don Ramón contrajo una enfermedad que acabo con su vida en la Habana, ella decidió pasar un tiempo allá en Cuba donde nació su hija Borquita.
Acepto la herencia de su esposo y regreso a vivir a Nueva Orleans y empezó a invertir en el negocio de la caña de azúcar, convirtiéndose en un hacha en las finanzas, conoció a su segundo esposo un francés llamado Jan blank y en 1816 se caso con él y tuvo cuatro hijas más, aunque el murió de manera inesperada, algunos aseguraban que murió envenenado pero este hecho no fue probado.
Se caso por tercera vez con Leonard Louis Lalaurie, tomando su apellido, se mudaron a la famosa mansión ubicada en Royal Street en 1831, ella se enamoró de la mansión en cuanto la vío, con sus dotes de buena comerciante, consiguió que su dueño Nicolás Jerry la vendiera, en un aparente trato justo en el cual después de un tiempo se terminó suicidando, no se sabe si porque se arrepintió de vender la mansión o porque al final Delphine no le ofreció un trato tan justo.
Una vez que adquirió la mansión, comenzaron las obras de la remodelación, esta consto en una inversión majestuosa para hacerla de un lujo excesivo, trayendo maderas desde Francia y construyendo un tercer piso, para que ahí vivieran sus esclavos o sirvientes, tradición de cualquier familia adinerada.
Se distinguió porque ofrecía fiestas llenas de lujo, donde acudían políticos y artistas incluso en la celebración del compromiso de una de sus cinco hijas, la fiesta fue considerada como la fiesta del siglo.
Ella se mostraba cariñosa, generosa, amable y tierna con sus sirvientes cuando estaban en público y nada se imaginaria que, a puerta cerrada, los maltrataba, en realidad el tercer piso era toda una cámara de torturas, que nadie podría creer menos por el comportamiento que siempre mostró Madame Lalaurie.
Muchas veces que los sirvientes salían a hacerle un recado a la familia o por compras para la mansión y ellos se desmayaban debido a que no les daba de comer ni nada de tomar, ya que generó una paranoia en la cual pensaba que estos le robaban comida y solo los dejaba comer siendo supervisados por ella, por tal hecho la policía cuando los encontraba desmayados o incluso algunos huyendo los devolvían a la casa.
Fue cuando una amiga cercana a la bruja del Royal Street confesó que un sirviente le lloro diciendo que tenia mucho miedo que ella lo matara mientras dormía, en otra ocasión una niña de 12 años que era su esclava, estaba en el tejado de la mansión pidiendo ayuda pues creía que ella la quería despellejarla y esta le lanzó piedras hasta que la hizo caer y como forma de ejemplo para que los otros vieran, a lo que se enfrentarían si la desafiaban, la amarro a un árbol por días para que los demás no olvidaran de lo que era capaz.
Fue así como la población empezó a darse cuenta de estos actos siniestros y luego el diez de abril de 1834, se desató fuego en el piso tres y para apagarlo los bomberos y la policía entraron dándose cuenta que ahí había gente colgada, gente mutilada, gente con cortes en el cuerpo porque ella iba a hacérselos a las mujeres para beber su sangre según para rejuvenecer, los sirvientes declararon que ella pasaba diario a la cámara de las torturas a divertirse con ellos por lo menos durante dos horas.
Ella y su familia lograron escapar del incendio que provocó la población al enterarse de los abusos cometidos por esta señora pero su hija no tuvo tanta suerte y fue linchada, no murió gracias que la rescató la policía, fueron a refugiarse con unos familiares en Alabama, solo que ahí su esposo la abandono y sus hijas renegaron de ella, antes de perderle la pista a Madame Lalaurie se dice que se mudo sola con sus finanzas a San Francisco, donde murió debido a la caída que sufrió montando a caballo, aunque es un supuesto, ya que algunos dicen que en el cementerio en Nueva Orleans se encuentra una placa de bronce con sus restos.
Es así como aún vaga su espíritu en aquella calle y es una historia conocida por todo el Estado, comentando que en la calle existen sucesos paranormales.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
