Es posible que tengas heridas profundas, añejas y hasta imperceptibles. No permitas más que ese pasado determine tu presente. Lo que pasó, pasó y nada se puede hacer al respecto. Lo que sí puedes hacer es decidir cómo sanar y reaccionar.
En esta última parte te comparto tres métodos que han sido de mucha utilidad en mi vida y que me ayudaron a perdonar, sanar y llegar a un ENTENDIMIENTO de lo ocurrido. Antes de enlistar, toquemos algunas claves que servirán.
LA CATARSIS
Catarsis es sinónimo de liberación. Por ello, quiero que sepas que para cualquier tipo de recuperación, es indispensable este paso, pues es la ventana que “al abrir ayuda a ventilar los espacios en tu interior, frustraciones, y remueve ese veneno que consume al alma.
Se trata de expresar: 1) ¿Cómo te sientes? 2); ¿Qué fue lo que te causó el dolor, la rabia, la tristeza o el resentimiento?; 3) “¿Quién o quiénes son o fueron los que te dañaron?; 4) ¿Cómo te dañaron?; 5) ¿Cómo tu dañaste y te dañaste?
Es duro responder esas preguntas, pues el instinto de protección y conservación impiden, inconscientemente, ventilar el pasado pues uno suele creer que queda expuesto o vulnerable. Sin embargo, al hacerlo sanas y te transformas. Se valiente.
BUSCA A ALGUIEN QUE TE APOYE
Para hacer la catarsis, busca a un amigo de entera confianza, un consejero, religioso, especialista o psicólogo que te acompañe a expresar aquello que no has contado. No te límites y hazlo sin pena: LLORA, GRITA, MALDICE& eso desgasta las dolencias, ayudan a soltar más fácil el pasado y a sanar.
Te sugiero empezar con lo que más tengas resentimiento, lo identificarás porque suele ser lo que más traes dando vuelta en tu cabeza. Por ejemplo, una expareja, un engaño, infidelidad, abuso, estafa, una mentira, etcétera.
1. ESCRIBE UNA CARTA
Confieso que, cuando por primera vez hice este ejercicio (con una psicóloga), me pareció tonto (era parte de mi resistencia). Tardé más de dos semanas en terminarla. Todas las noches, al concluir mis actividades, tomaba lápiz y papel. En ese tiempo me enfoqué en una infidelidad que me pegó en todos los aspectos.
Tenía miedo de escribir la carta. Lloré, me enojé y exploté de impotencia al plasmar cada detalle de ese pasado. Redacté con muchas groserías y sin limitaciones, incluso matando mentalmente a las personas que me dañaron; detecté que también estaba resentido con instituciones o espacios de donde ocurrieron los hechos.
Terminé desgastado física, mental y emocionalmente. Al llevar la carta a la psicóloga, en un ejercicio de relajación, sorpresivamente ella comenzó a leer la carta. Yo, con los ojos cerrados y llorosos, imaginaba todo lo que escribí& tras terminarla de leer, la terapeuta asumió el papel de los victimarios y “me pidió una disculpa por el daño”. Entre en shock.
No sé exactamente qué pasó con esa carta, pero, lo que sí sé es que cuando salí de la terapia me sentí disuelto física, mental y emocionalmente. Recuerdo mucho ese día, caminaba sin prisa, sin ese caos mental, y cuando recordaba el agravio ya no me dolía como antes, disminuyó tremendamente.
Este ejercicio, lo repliqué en otras ocasiones. En un proceso de autosanación, las grababa para después escucharlos. Finalizaba borrando el audio y quemando la carta.
2. UN ACTO DE PSICOMAGIA
Este acto sencillo de psicomagia es del loco de Alejandro Jodorowsky, uno de mis autores favoritos. Lo hice el año pasado cuando experimenté una decepción sentimental. Te recomiendo hacerlo cuando te resulte difícil expresar un agravio:
“Cava un hoyo en la tierra, acerca tu boca a él y confiésale lo que te pasa. Pon ahí una semilla y vuelve a rellenar el hoyo con su tierra”.
En mi caso, no vociferé nada. Escribí una carta que posteriormente enterré en el hoyo y, en lugar de una semilla, sembré un racimo de azaleas. Para hacer este ejercicio, me acompañó una buena amiga, quien también lo practicó. De nada sirve el conocimiento si no se comparte.
3. LOS CICLOS NO SE CIERRAN, SE PURIFICAN
Todos, absolutamente todos en algún momento hemos buscado cerrar ciclos con una expareja, un familiar, amigos, personas, algún centro de trabajo o hasta un lugar que nos trajo malos momentos.
Sin embargo, es imposible cerrar un ciclo, pues una vez que tienes un contacto con una persona, un lugar o situación, ese contacto “por mínimo que sea” impacta tu vida física, energética y mentalmente.
Por ello, la siguiente técnica que te comparto es muy poderosa y ayuda a liberarnos. La encontré en el volumen 1 del libro “La Montaña” de Ricardo Perret; desde luego recomiendo leer. Respetando la esencia del autor, le agregué la cuestión de la relajación:
Para purificar las espirales con cualquier otro ser humano con el que hayas tenido contacto y con quien sientas que las emociones están contaminadas, tienes que abrir tu campo de visualización:
1. Cierra los ojos, respira profundamente unas cuatro o cinco veces. Una vez relajado dirás mental o expresamente las siguientes palabras imaginando que cada nivel (espiritual, corporal y mental) representa un lado del triángulo:
a) Nivel Espiritual
Gracias por todo lo que fuiste conmigo.
Gracias por todo lo que yo fui contigo.
b) Nivel Corporal
Gracias por todo lo que sentí y experimente contigo.
Gracias, por todo lo que sentiste y experimentaste conmigo.
c) Nivel Mental
Gracias por todo lo que hice y pensé contigo.
Gracias por todo lo que hiciste y pensaste conmigo.
2. Una vez dicho esto, vas a encerrar el triángulo en un círculo con estas palabras:
De ti para mí, así todo tuvo que ser.
De mí para ti, así todo tuvo que ser.
Espero de corazón que estos tres métodos te puedan servir, así como a mí me ayudaron en su momento. GRACIAS
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo.
