Es digno de aplaudir que en salas comerciales de nuestro país se exhiban películas como Parásitos (Parasite). Esta producción surcoreana, dirigida por Boong Joon Ho, se estrenó en el Festival de Cine de Cannes, el año pasado, resultando ganadora de la Palma de Oro. Ahí comenzaría un exitoso paso por festivales y eventos cinematográficos. Hasta el momento suma 135 premios, incluyendo el más reciente, Globo de Oro a la Mejor Película en lengua extranjera, ya en el presente año.

Claro que es positivo para el público mexicano el tener acceso a propuestas que refresquen las carteleras. Esto traerá como consecuencia una mayor amplitud en el criterio de quienes consumen películas en otro idioma que no sea español o inglés. La respuesta en taquilla hacia esta película ha sido magnífica. En dos semanas de exhibición acumula 344 mil asistentes. Gran cifra, tomando en cuenta que al mismo tiempo se exhiben películas como Jumanji, Star Wars el ascenso de Skywalker, Los Ángeles de Charly y Frozen 2.

Algunos críticos de cine la han ubicado como la mejor película del 2019. En lo particular no lo considero así. Desde que es un muy buen producto cinematográfico. Pero, como lo he mencionado en anteriores columnas, respecto a otras películas, parece que algunos críticos que han emitido opiniones exacerbadas respecto a este trabajo de Boon Joon Ho, no conozcan la filmografía de grandes directores del Lejano Oriente.

Del público lo entiendo, el espectador no tiene la obligación de conocer filmografías, trabajos anteriores, tendencias y demás aspectos de la cinematografía de un país o de una región. Algunos críticos y opinadores de cine, que no líderes de opinión, se sorprenden fácilmente en cuanto ven una película como Parásitos. 

La historia cinematográfica del Lejano Oriente es un amplio y diverso mundo que va más allá del anime y las cintas de acción o el terror. En la vanguardia de directores orientales podemos encontrar a verdaderos genios del oficio fílmico. Basta con revisar alguno de los trabajos de estos cineastas para darnos cuenta de esto.

Podemos ver 3-Iron, del director surcoreano Kim Ki-Duk; o cualquier película dirigida por el chino Wong Kar Wai, 2046, mi favorita. Sorgo Rojo, una obra maestra del también chino, Zhang Yimou. De Japón podemos ver algo del gran Takeshi Kitano, Fireworks (Hana-bi), estupenda cinta.

Estos son solo algunos, hay cientos de cineastas orientales con extraordinarios trabajos. Adentrarse en la amplia y versátil filmografía del Lejano Oriente, nos dejará una experiencia enriquecedora en diferentes aspectos. Descubrir sus propuestas, sus estilos y desde luego, sus historias, nos harán ver el cine de una manera diferente.

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