¿Por dónde comenzar? Son muchas las cosas que quiero compartirles esta semana. Hace algunos días vivimos el 25N, cuyo objetivo es claro, erradicar la violencia contra la mujer por lo que alrededor de todo el mundo miles de mujeres salieron a protestar, unidas a un sólo grito, clamando justicia y demostrando que ya no nos vamos a dejar.
Hacer el recuento de la manifestación en la Ciudad de México, sería entrar en detalles que “aparentemente” ya saben, que si los destrozos, las agresiones, los pechos desnudos y “la violencia” con la que pedimos que dejen de matarnos es un trabajo extenso, callar a cada “machito”, explicar mil y un veces los fundamentos básicos de la lucha y sensibilizar a la población no es fácil.
Para entender siquiera un poquito de lo cansadas que estamos, del hartazgo con el que vivimos, el terror de ser la próxima, y la ira por no ser escuchadas, repasemos dos de los MUCHOS casos que existen, en donde la violencia NOS AMENAZA, NOS VIOLA, NOS MATA.
Imagínate que tienes 11 años vas rumbo a la primaria en bicicleta con tu papá, está lloviendo mucho, el decide que te subas a una combi para que no mojes tu uniforme, el va a seguirte para alcanzarte al final del camino y asegurarse que llegues con bien, subes a la combi y el chofer decide ya no subir más pasaje, el chofer se desvía, tu papá en bicicleta pierde de vista la combi y te espera donde habían quedado, nunca llegas… Poco tiempo después van a la policía a levantar una denuncia y así emprender la búsqueda. En la policía les dicen que no pueden hacer nada hasta que se cumplan 48 horas desde tu desaparición. Antes de esas 48 horas gracias a unos vecinos encontraron tu cuerpo atado de manos y pies, violado y sin vida en el interior de esa combi. Tus padres lloran, el asesino está suelto.
Tiempo después encuentran sospechoso al chofer de la combi que tenia 4 denuncias por violación y las autoridades nunca hicieron nada al respecto.
Te imaginas si lo hubieran apresado desde la primera vez quizás estarías viva, ¡¡TE IMAGINAS!!
El cuerpo de Valeria Teresa Gutierrez Ortiz fue encontrado un viernes 9 de junio del 2017. El 16 de junio del mismo año el cuerpo del violador de Valeria fue encontrado colgado en su celda.
¿Qué harías si en lugar de Valeria fuese tu amiga, tu novia, tu madre, tu hija? ¿No quisieras quemar todo para hacerle justicia a su muerte, para hacer que paguen el dolor que le causaron?
Si tu respuesta sigue tan pasiva, tan lejana, tan tonta. Vamos con otro caso.
CALCETITAS ROJAS
Lupita, conocida como “Calcetitas Rojas”, fue víctima de feminicidio a manos de su madre y su padrastro. Todo inició el 18 marzo de 2017, cuando fue encontrado el cuerpo de una niña, de cuatro años de edad, en un terreno baldío. Durante su corta vida, la niña había sido víctima de maltrato infantil, abuso sexual y finalmente de feminicidio. La activista de derechos humanos, Verónica Villalvazo, conocida como “Frida Guerrera”, tomó el caso como suyo para dar voz y nombre a la niña, que no contaba con acta de nacimiento, porque sus padres nunca la registraron. La menor nació el 16 de enero de 2013. El cuerpo de la niña, identificada como Guadalupe Medina Pichardo, alias “Lupita” o “Lupe”, fue sepultado el 2 de mayo de 2017, en el parque Memorial de Naucalpan.
“Calcetitas Rojas” se convirtió en el rostro de la vergüenza; nadie reclamó su cuerpo, nadie preguntó por ella, nadie se interesó por saber dónde estaba la niña, a nadie le importó qué fue de ella. La niña murió por una hemorragia de páncreas, hígado y riñones, así como por una fractura craneoencefálica.
¿Cómo vas? Comienzas a entender nuestra lucha, así como Valeria y Lupita, en México mueren 10 mujeres por día, 10 familias que quedan rotas, 10 seres humanos que no merecían morir violentamente, 10 mujeres, madres, hermanas, hijas, que pagan el alto costo de ser mujer. ¿Y sigue importando más como nos manifestamos y cuantos monumentos rayamos?
De todos los casos denunciados, de todas las carpetas de investigación abiertas, MENOS DEL 5% tienen “justicia”, de esa que premia a los asesinos y violadores, de las que les promete en que cuestión de años o meses saldrán (de nuevo) a las calles.
Una vez más se espera que las mujeres no alcemos la voz, no corramos, no destrocemos. Qué aún cuando marchemos porque han asesinado a más de 3mil mujeres en lo que va del año mientras la sociedad y nuestros gobiernos se quedan sentados viendo los números aumentar, nos manifestemos tranquilas, sin hacer ruido, sin que nadie nos vea. Calladitas.
UNA JUSTICIA QUE NO LLEGA
En este país, las madres de las mujeres desaparecidas llegan a los ministerios públicos en los que no hay ni hojas blancas para comenzar una carpeta de investigación, en donde se les miente diciendo que no se puede hacer nada antes de 24 horas de la desaparición de su hijas cuando los protocolos internacionales dicen que esas horas son primordiales para encontrar a alguien con vida, los agentes las hacen dudar de sus conocimientos e intuición, se niegan a pedir copias de videos de cámaras de videovigilancia, y algunos medios publican sobre los casos minimizándolos e incitando a los lectores a burlarse de que las adolescentes desaparecidas (saludos a “El horizonte”), diciendo cosas como que “ser fueron con el novio” aunque bien saben que el tal novio es un hombre décadas mayor a quien nunca han conocido y que muy probablemente las estén sacando del estado contra su voluntad.
Nunca será nuestra culpa. Nunca será nuestra forma de vestir, el lugar en donde estabamos, la hora en que salimos, o cuántos edad tenemos. NOS MATAN porque SÍ.
Pero ya no, NO MÁS, se han aprovechado tanto de nosotras, nos han vendido, humillado, maltratado, destrozado, nos quitaron la tranquilidad, no dejaremos que nos quiten la vida. YA NO. Y por eso, nos juzgan, nos tachan de “feminazis” y saben qué hoy más que nunca ESTAMOS UNIDAS.
HERMANAS FEMINISTAS DE PACHUCA
Mis hermanas Pachuqueñas se unieron para pedir justicia por quienes no estan, justicia por Lorena, Noemi, Olayet, por cada mujer asesinada, y demostrando que no estamos dispuestas a vivir en un mundo en donde no tenemos justicia, en donde tenemos que vivir con miedo, en donde no es grato verte bonita por las calles. A ellas mi mayor agradecimiento, gracias por su fuerza, su energía y valentía, estoy segura que si vamos siendo el ejemplo de todas las futuras generaciones, podremos hacer de este planeta un mejor lugar para vivir.
