Juan Jacobo Rousseau escribió en el siglo XVIII un libro imperdible para todo aquel que quiera saber y entender sobre política, economía y sociedad. Se trata de “El Contrato Social”. Sobre sus bases se ha construido la política Social y la política económica de los Estados modernos durante 250 años.

¿De qué se trata? Su esencia es simple, así como entre las personas, un Contrato es un acuerdo de voluntades para crear Derechos y Obligaciones, entre el Pueblo y su Gobierno existe un Contrato que se firma el día de las elecciones. El Gobierno que gana, asume un conjunto de Derechos, que son las Obligaciones del Pueblo. El Pueblo, asume un conjunto de Obligaciones, que son los Derechos de su Gobierno. Es un principio de reciprocidad, de reciprocidad consciente. Dar para recibir. Recibir y obligarse también a dar.

Por cada Derecho del Pueblo, el Gobierno tiene una Obligación, por cada Derecho del Gobierno, el Pueblo tiene una Obligación. Los Derechos del Pueblo, son las Obligaciones del Gobierno, los Derechos del Gobierno, son Obligaciones del Pueblo. Así de simple. Y así de difícil, pues hay convocatorias constantes para exigir los Derechos, pero a casi nadie le gusta cumplir sus Obligaciones.

Para Rousseau, la primera y más importante de las Obligaciones del Estado es la de ofrecer al Pueblo un concepto que se llama “Estado de Derecho” que significa que existen leyes, que estas se respetan y que nadie está por encima de ellas, ni siquiera el mismo Gobierno.

Este es probablemente el mayor acierto de nuestro vecino del norte, y el motivo por el cual es un Estado sólido y fuerte. Existe Estado de Derecho. En EEUU, se resuelven 7 de cada diez homicidios, mientras que en México apenas se resuelven 11, de cada 100. Allá un presidente tuvo un escandaloso caso de corrupción, lo que le costó la renuncia y la inhabilitación. En México ningún presidente en la historia reciente del país ha sido acusado por delitos relacionados con la corrupción, a pesar de los numerosos y escandalosos casos, por todos conocidos.

El Estado de Derecho es una Obligación del Gobierno, si, pero ¿cuál es la Obligación recíproca del Pueblo? Simple, cumplir y hacer cumplir las leyes. El problema no es ni ha sido nunca unilateral. No, el problema no es el Gobierno. Es la ruptura del Contrato Social.

¿Qué más forma parte de ese Contrato? El Pueblo paga impuestos, en la mentada reciprocidad, el Gobierno ofrece infraestructura, el Pueblo cumple con sus Obligaciones ciudadanas, el Gobierno tutela sus Derechos fundamentales.

Si, si lo alcanzas a ver amigo lector, amiga lectora, el Contrato Social en México está roto. Violado. Es letra muerta.

Por eso es y será un ridículo pensar y hablar en términos del “Pueblo bueno y sabio” Porque en realidad es el Pueblo que viola el Contrato Social. Por eso es un error hablar del “Gobierno justo y democrático” porque también este Gobierno, es un Gobierno violador del Contrato Social.

Analizar las causas es complejo. Pero sabemos que desde que los Gobiernos del mundo abrazaron el modelo neoliberal, el Contrato Social se violó definitivamente. Lo violó Inglaterra con Thatcher, EEUU con Reagan, y cada país con su dictador del mercado, con su Gobierno de ejecutivos de multinacionales. Lo rompió México con Salinas de Gortari. Argentina con su Menem, Chile con Pinochet. Pero el resultado en el mundo entero fue el mismo: El desmantelamiento del Estado de Bienestar.

También, cada nación ha tratado de remediar las consecuencias del neoliberalismo. Algunos países entendieron antes que otros, que era un camino a la desaparición del Contrato Social. EEUU con Obama rompió la tradición neoliberal que había imperado 25 años, Tony Blair en Inglaterra, 8 años antes de Obama, Francia, con Hollande, termina el Neoliberalismo apenas en 2012, pero México, México votaba por su último presidente Neoliberal, justo en ese año.

Las consecuencias de la catástrofe neoliberal en México son palpables. Si, ha mantenido su crecimiento el PIB. Pero la tasa de pobreza ha llegado a niveles impensables a lo largo de nuestra historia. Poco más de 60 millones de pobres, en términos prácticos, la mitad de la población nacional, mientras que 6 personas, tienen más riqueza que todos ellos juntos.

El Contrato Social está roto. Si. Es probable, que haya llegado ya el momento de establecer uno nuevo. La pregunta de fondo es si hay alguien capaz de comunicarlo, explicarlo, proponerlo y hacerlo firmar en unas elecciones, libres, limpias y democráticas.

Hay un momento de coyuntura en Hidalgo. Ha aumentado la violencia y la inseguridad,  El Universal tomó en cuenta estos datos delincuenciales en la entidad, y publicó una estupenda nota de la pluma de Alejandro Hope. La realidad es avasalladora. Más violencia, más feminicidios, más desapariciones. Más roto el Contrato Social.

Es indispensable un replanteamiento del Contrato en todos los niveles del Gobierno de nuestra nación. En cada municipio del país, cada presidente municipal debería estar pensando en cómo restablecerlo, en como dejar de funcionar como políticos, y comenzar a funcionar como estadistas. Como reza el adagio: “Los políticos son personas que piensan en las siguientes elecciones; Los estadistas, quienes piensan en las siguientes generaciones” Lo mismo pasa con los Ejecutivos de cada Estado. Hacer política no puede ser solo el juego del golpeteo por los recursos, debe ser la estrategia por el bien del Pueblo. Y si, finalmente, esto, es algo que debe entender nuestro Señor Presidente. El Contrato Social no se va a arreglar solo de palabra. Requiere medidas enérgicas, recursos, pero sobre todo, el valor para hacerlo, al costo político que sea.

  • José Luis Ramos Ortigoza

José Luis es profesor de Economía de la Universidad Iberomexicana de Hidalgo, ha sido columnista y conductor de programas de Radio y ha participado en distintos programas de Televisión, es conferencista y consultor en temas económicos, administrativos y de Desarrollo humano. Lo encuentras en Facebook por su nombre.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *